¿Diplomacia de calidad entre Irán y América Latina?

Por Roberto García Moritán

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Así, Irán vuelve a prestar atención diplomática a América Latina al retomar la prioridad que había estimulado el ex presidente Mahmound Ahmadinejad con el establecimiento de once embajadas y aproximadamente ochenta centros culturales islámicos en la región. La cadena de televisación estatal iraní HispanTV transmite en español las 24 horas a la amplia mayoría de los países de América Latina y el Caribe. La gira del canciller iraní Mohammad Yavad Zarif forma parte de ese proceso e incluye, en esta ocasión, a algunos países centrales de la Alianza Bolivariana para América Latina (Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador), con quienes Teherán viene desarrollando más de una década de un intenso vínculo político. La sorpresa ha sido la escala diplomática en Chile.

El comercio entre Teherán y Santiago de Chile es de aproximadamente diez millones de dólares, con un déficit de la balanza comercial de 8,5 millones a favor de Chile. Potenciar el comercio y reducir esa diferencia del intercambio bilateral podría ser uno de los objetivos de la delegación persa. Sin embargo, la agencia oficial iraní FARS enfatiza que la visita del ministro Zarif persigue "entorpecer los designios antiiraníes del régimen sionista". Otro motivo podría ser la importancia que reviste la comunidad chiíta en Chile, en particular en torno al sufismo, que ha sido ampliamente criticado por el islam sunita tradicional. Ya Wikileaks (cable 108.347) destacaba la presencia chiíta al haber detectado en Chile "fundamentalistas, asociados a Hezbollah y a Al Qaeda".

El acercamiento de Irán a Chile, tras 35 años de frialdad diplomática bilateral, ha generado polémica, en particular al haberse acordado un mecanismo de consultas políticas. El Centro Simón Wiesenthal, entre otros sectores, ha advertido a la presidente Michelle Bachelet sobre los riesgos de normalizar las relaciones diplomáticas con un país que "patrocina y financia al terrorismo", en alusión a Hezbollah y probablemente a la influencia de la milicia islámica iraní en Iquique.

La visita del canciller Zarif a los países de la ALBA (Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia) es parte de una rutina diplomática desde el 2005. El propósito de la gira sería redoblar la estrategia comunicacional en la región. Tradicionalmente, el alcance y el carácter de ese vínculo se han fijado a través del eje entre Teherán y Caracas, e incluyen cooperación económica, política y militar. Se trata de una relación estratégica que ha pretendido, por un lado, opacar el aislamiento iraní de los últimos años y, por otro, presentarse como una plataforma antiamericana enmarcada en encuentros sur-sur.

Para Irán el ALBA, del que participa como observador, se está convirtiendo en la máxima prioridad de la política exterior fuera de sus intereses inmediatos en Medio Oriente. La duda es si Irán podrá establecer una relación diplomática de calidad con toda América Latina y el Caribe mientras continúe utilizando a los centros culturales islámicos y a Hezbollah como instrumento de aspiraciones políticas. O mientras el comportamiento iraní no sea concordante con valores fundamentales, entre otros, con el respeto a los derechos humanos.

Otro ejemplo es la actitud de Teherán de seguir ignorando a la Justicia argentina para esclarecer las responsabilidades del atentado terrorista a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).

 

@RGarciaMoritan

 

El autor es diplomático y ex vicecanciller argentino.

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