Imperdonable, creo es la palabra para calificar lo sucedido el 24J en Gran Bretaña. Una catástrofe de proporciones desconocidas.
La soberbia, la falta de sentido solidario y la ignorancia de la vieja clase media rural inglesa lograrán, con el resultado del Brexit votado el jueves 23 (52% a 48%, se conoció el viernes 24), que marca el día más triste de la historia de la Unión, que los ingleses sean en el futuro inmediato más pobres (a cada familia británica la salida de la Unión Europea le costará 4.200 libras esterlinas), más inseguros y menos importantes en un mundo que intenta integrarse, globalizarse y no sólo a nivel de las corporaciones multinacionales, como muchos piensan.
UK está en la Unión Europea (UE) desde 1975. ¿Demoraron 40 años en darse cuenta de que pertenecer a Europa cuesta dinero cada año?
Vale aclarar que los otros 27 países que conforman la UE también deben aportar al conjunto. Claro que hay devoluciones en forma de créditos para investigación (Inglaterra perderá cerca de 1.800 millones de euros anuales que recibía en este campo), educación (cerca de 800 millones), infraestructura, medioambiente (otros 900). ¿Dónde está el ahorro que los viejos ingleses creen lograr con este estúpido voto?
Hablo de "viejos" que votaron porque, cuando se desagrega el voto por edad, en la franja de 18 a 24 años de edad sólo uno de cada cuatro votaron por la salida de su país del sistema europeo, mientras que entre los ingleses, hombres y mujeres, mayores de 65 años votaron tres de cada cuatro por el Brexit. En especial en la campaña inglesa, donde vive la mayoría de los jubilados nostálgicos. Los ingleses metropolitanos y cosmopolitas votaron por quedarse. Otros ni siquiera se preocuparon por ir a votar.
Estamos muy preocupados por este inesperado voto cuyas consecuencias son todas negativas. Por ejemplo: ¿Qué pasará con todos los ciudadanos de los otros países de la UE que viven y trabajan en UK? ¿Qué pasará con los ciudadanos de UK cuando quieran viajar a Europa a trabajar? ¿Escocia e Irlanda del Norte se separarán de Inglaterra? Sólo sufrimiento e incertidumbre para la gente de a pie. Me gustaría entender qué festejaban los que lo hacían.
¿Qué pasará con los bienes de consumo que hoy prácticamente no pagan impuestos cuando circulan por la UE, incluida, hasta pocos días atrás, Gran Bretaña?
Todo será más caro para los ingleses, que deberán pagar los bienes gravados con más impuestos, con una moneda más débil; la libra se devaluó notablemente.
Las acciones de sus empresas cayeron estrepitosamente y en el futuro deberán pagar los insumos más caros. ¿Dónde están las ventajas de irse?
Seguramente evitarán aceptar una cuota de los migrantes que llegan a Italia o Grecia, desde Siria o el norte de África, tal como se comprometieron a hacer los demás países de la Unión. ¡Bien por los ingleses! Egoístas y egocéntricos.
La lista de preguntas sin respuestas es hoy infinita y les aseguro que nadie puede responderlas, sencillamente porque no hay experiencia previa.
Lo que sí queda claro es que Europa puede sobrevivir sin UK, lo contrario se verá en el futuro.
Dos últimas consideraciones. La primera: ¿Habrá efecto dominó? Vale decir, ¿Francia puede llegar al Frenchexit? Es posible, el año que viene hay elecciones presidenciales y si gana la extrema derecha (Le Pen), habrá un referéndum para salir o quedarse.
¿Italia? No, nosotros nos quedamos porque creemos en una Europa más integrada, más fuerte, más importante en un mundo en conflicto, y esto es aún posible. Además de recordar que la UE fue nuestra idea, a la que se sumaron los otros cinco países fundadores.
Por último, el Brexit encierra una lección clara, quizás la única: los políticos "eternos" y ya desgastados, que se empecinan en prometer cualquier cosa con tal de mantener el poder (David Cameron, entre ellos), pierden la capacidad de entender a la población que los votó, no saben interpretarla y se equivocan, como es notorio, independientemente de que la familia real, el Papa, Barack Obama y medio mundo hayan recomendado quedarse.
En este contexto de extrema confianza personal y despegue de la realidad, juegan movidas políticas que creen que van a ganar sin duda y que de pronto pierden. Hoy perdimos un poco todos.
El autor es senador del Parlamento italiano. Médico y ex ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Periodista científico.