"El secreto de la longevidad y la buena salud es la prevención. Haga los cambios que sean necesarios en su estilo de vida para fomentar la buena salud en el futuro". Denton Cooley.
Cuando estoy en mi consultorio puedo percibir que muchos de mis pacientes priorizan el cuidado de su auto y otros elementos sobre el de su propio cuerpo. Esto podría deberse a una falta de interés, o bien, por un simple desconocimiento.
En forma cotidiana llevamos a cabo diferentes hábitos, pudiendo ser "buenos", como por ejemplo hacer actividad física en forma regular, o "malos" como elegir una alimentación poco saludable.
Por esto, todas las mañanas deberíamos preguntarnos qué estilo de vida queremos elegir para cuidarnos, sabiendo que con pequeñas acciones podemos generar un impacto positivo en nuestra salud. A continuación las resumimos en 5 puntos clave:
1. Tomar conciencia sobre los factores de riesgo cardiovasculares
Ciertos factores influyen significativamente en las probabilidades de que una persona padezca una enfermedad cardiovascular, los llamados factores de riesgo. Algunos no pueden ser modificados, tales como la edad y ciertas alteraciones genéticas, pero en su gran mayoría sí se pueden.
La presión arterial elevada aumenta el riesgo de padecer un infarto del corazón o bien un accidente isquémico cerebral. En la Argentina 4 de 10 adultos son hipertensos, el 40% lo desconoce y sólo 1 de 4 pacientes tienen la presión controlada.
La obesidad y el sobrepeso son considerados una epidemia a nivel mundial, llegando en algunos países a afectar al 50% de los adultos. Este problema empieza desde la infancia, ya que 3 de 4 padres no reconocen la obesidad o el sobrepeso de sus hijos.
El colesterol cuando alcanza niveles elevados en sangre se acumula en las paredes de las arterias, pudiendo generar un estrechamiento paulatino de la luz y así favorecer los problemas cardíacos o neurológicos.
La diabetes es una enfermedad que afecta a 422 millones de adultos en el mundo, íntimamente relacionada con la obesidad, el sedentarismo y una mala alimentación. Produce afección en las arterias, siendo el principal problema si no se logra un adecuado control de la misma.
2.Elegir comidas saludables
No solo es importante la cantidad, sino también la calidad de lo que comemos.
Estudios han demostrado que la dieta "mediterránea" disminuye las probabilidades de tener problemas del corazón. Se la denomina de esta forma por ser un conjunto de hábitos alimentarios que siguen los habitantes de las regiones mediterráneas caracterizada por:
-Elevado consumo de frutas, verduras, frutos secos, semillas y legumbres.
-Predominio del consumo de pescado por sobre la carne.
-Utilización del aceite de oliva en vez de aceites vegetales, preferentemente crudo.
-Utilización del ajo, cebolla, perejil, hierbas y condimentos, con la finalidad de reemplazar a la sal.
-Consumo de agua en las comidas en lugar de gaseosas.
-Limitar el consumo de sal es una herramienta clave para el control de la presión arterial. En la Argentina el promedio de consumo diario es de 12 gramos, sin embargo la Organización Mundial de la Salud sugiere no superar los 5 gramos de sal por día.
Una forma práctica de poder cuantificar la cantidad que utilizamos es tener en cuenta que una cucharada sopera al ras o un blister de una aspirina de 500 mg equivale a 1 gramo de sal.
3.Dejar de fumar
El cigarrillo contiene productos que aumentan el riesgo de padecer cáncer. Pero además, aumentan en forma considerable los riesgo de tener problemas de corazón, de las arterias de las piernas y de la aorta abdominal.
Ningún grado de tabaquismo puede ser considerado "inofensivo", incluso las personas que fuman poca cantidad tienen más riesgo que las personas que no lo hacen.
Para dejar de fumar existen medicamentos y médicos especialistas en el tema que ayudan a lograrlo.
El beneficio del cese es progresivo, observándose que a los 3 meses de dejar de fumar el riesgo de sufrir un infarto del corazón ha disminuido y a los 15 años el riesgo es igual al de una persona que no fuma.
4. Realizar actividad física
Existe un claro conocimiento que las personas que hacen ejercicio en forma regular tienen menor riesgo de padecer problemas del corazón.
¿Pero cuánto es lo recomendado?
Se sugiere realizar 30-45 minutos de actividad física aeróbica: caminar, trotar, bailar, nadar. Lo recomendable es realizarlo unas 3 o 4 veces por semana.
Un estudio reciente ha demostrado que viajar en bicicleta al trabajo o efectuar paseos rutinarios disminuye en forma significativa los factores de riesgo cardíacos.
También es importante ingerir una cantidad suficiente de líquidos (preferentemente agua) ya que ayuda a evitar la deshidratación, más aún en las épocas de calor.
Nunca debe faltar un adecuado chequeo médico previo al inicio de la actividad que certifique que se encuentra en condiciones de llevarla a cabo.
5.Realizar controles periódicos de salud
Se podría establecer que una persona sana debe realizarse un control en forma anual con su médico de cabecera, con la finalidad de establecer y reforzar conductas preventivas.
En aquellos pacientes que presenten algún factor de riesgo se deberá establecer un seguimiento en forma individualizada.
Dr. Nicolás González
MN 126909
Especialista en Cardiología
twitter: @drnigonza
email: nigonza@gmail.com