La eliminación en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos frente a Estados Unidos pasó al olvido cuando Emanuel Ginóbili tomó la pelota, se secó las lágrimas y encaró para la zona mixta. Su llanto correspondió al cierre de un ciclo cargado de títulos y alegrías. El momento histórico para el deporte argentino fue cuando Manu confirmó lo que se esperaba: "Intenté pasar desapercibido, pero en el último minuto se me vino todo abajo. Cuando me dieron la pelota y sentí el afecto de la gente fue imposible contener la cordura y la serenidad. Me quebré".
Su despedida se dio de la mejor manera. El Arena 2 explotó con las banderas nacionales para ovacionar al ídolo. "Todos sabemos lo importante que ha sido, pero el básquet sigue. Nos encanta hablar de la despedida de la Generación Dorada, pero la realidad es que hace tiempo que ha dejado de existir. Hoy fue el último partido de Manu, pero nosotros vamos a seguir jugando", analizó Luis Scola con un golpe de frialdad y sinceramiento.
"Es como el tipo que va por última vez al trabajo. A toda persona que cierra un ciclo especial en su vida, y por el que resignó un montón de cosas, le provoca todo esto. Es inolvidable", continuó el bahiense con la mirada perdida, consciente que dejó su lugar sin asignaturas pendientes: "Si no hubiésemos ganado algo groso diría que me quedó una deuda, pero esa espina nos la sacamos hace un montón de tiempo. No me quedó nada, tengo la enorme fortuna de decir que a los 39 años pude participar de un Juego Olímpico. No vine de adorno y creo que hicimos un buen papel".
Su adiós no fue el único, dado que Andrés Nocioni siguió sus pasos. El Chapu también habló con Infobae y reconoció que "dejó muchas cosas de lado por la Selección". "Siempre hemos tratado de ser lo más fieles posible y representar al país de la mejor manera. Es muy difícil encontrar un grupo tan comprometido como el nuestro y eso es un orgullo", confesó el santafesino y detalló lo que representó su punto final: "Para un chico de Gálvez, que soñaba viendo los partidos de Europa por la televisión, fue algo increíble haber terminado como uno de los jugadores con más presencias en la historia. Algún día nos sentaremos y hablaremos de esto como si fuera un cuento porque nosotros todavía no nos damos cuenta".
La Generación Dorada se convirtió en un elenco que permanecerá en el recuerdo de todos los fanáticos. Sin embargo, para Manu, la humildad le prohíbe firmar el sello de mejor equipo de la historia del deporte nacional. "Posiblemente hayamos marcado una época. Generamos un impacto, pero no importa si somos el mejor, el segundo o el tercero. La gente se siente identificada con lo que hicimos y eso es mucho más valioso que los títulos que hayamos conseguido". En Brasil, se despidió un grande. Las nuevas camadas deberán escribir su propia historia.