La Villa Olímpica está en una burbuja a las afueras de Barra da Tijuca. A media hora del centro y 20 minutos de las paradisíacas playas de la región, los atletas optan por consumir los alimentos del único restaurante que tienen a disposición dentro de las instalaciones.
Es como si Puerto Madero estuviese inmerso en una zona del tercer cordón del conurbano bonaerense, donde no existen veredas y el barro que provocan los constantes charcos decoran un contexto en el que es preferible no salir a pasear por los alrededores.
Si bien los deportistas cuentan con un comedor propio y los nutricionistas de las distintas delegaciones mantienen estrictas recetas para que los protagonistas mantengan un equilibrio saludable, es habitual observar cómo se forman largas filas en el local de comida rápida que se encuentra en la zona internacional del predio.
A pesar de las distintas costumbres, culturas e idiomas, los atletas se reúnen de forma simultánea para acceder a los combos que ofrece McDonald's de forma gratuita. Para muchos es un premio por lograr los objetivos, un permitido. Otros en cambio, se revelan a las dietas que les aconsejan sus entrenadores y se escapan para satisfacer la tentación que provoca una hamburguesa con papas fritas.
A cinco días del cierre de la cita olímpica, la mayoría de las disciplinas entró en su etapa de definición. Por lo tanto, los glotones que le dedican gran parte de su tiempo a esperar por la comida rápida son participantes que ya han competido y aguardan por la ceremonia de clausura.