La historia de las clavadistas brasileñas que compitieron peleadas y salieron últimas

Ingrid Oliveira y Giovanna Pedrosa tuvieron un pobre rendimiento en los saltos sincronizados por su espinosa relación: una había echado a la otra de la habitación por tener sexo

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Las brasileñas están enemistadas y ocuparon el último lugar en su prueba (Reuters)
Las brasileñas están enemistadas y ocuparon el último lugar en su prueba (Reuters)

Al margen de la importancia de las actuaciones deportivas, las pruebas de duplas y conjuntos requieren de espíritu de grupo y entendimiento fuera de los escenarios. Y esos detalles se ausentaron en el dúo de clavadistas brasileño compuesto por Ingrid Oliveira y Giovanna Pedroso, quienes terminaron últimas en el salto sincronizado desde 10 metros de altura por su complicada relación.

Asegurada su presencia por representar al país anfitrión, venían de conquistar la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Toronto el año pasado y, aunque no había mucha expectativa porque volvieran a repetir ese hito, fue inesperado que finalizaran en el último lugar, muy lejos de las chinas Ruolin Chen y Huixia Liu, quienes se quedaron con la presea dorada.

Pedroso explicó: "No nos hablamos afuera de la piscina. No concordamos en los horarios de entrenamientos, cosas bobas". Y a pesar de que afirmó que lo que pasa fuera de la competencia, queda fuera, los resultados están a la vista. Oliveira anunció que no saltarán más juntas tras los Juegos de Río 2016, pero Ricardo Moreira (jefe de la selección) trató de poner paños fríos y remarcó que no es momento de tomar decisiones, pese a reconocer su desgastada relación.

Los medios brasileños aseguraron que las diferencias entre las chicas viene desde hace tiempo y que las lesiones no ayudaron. Giovanna estuvo seis meses sin poder practicar por un problema en un hombro (el año pasado) e Ingrid sufrió inconvenientes lumbares a principios de éste. Y como si fuera poco, también contrajo dengue, lo que la tuvo dos semanas alejada de las piscinas.

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Por lo bajo, deslizaron que los cruces dentro de la Villa Olímpica también fueron moneda corriente: una habría echado a la otra de la habitación, por mantener relaciones sexuales. Con solamente 20 y 17 años, todo hace indicar que mantendrán sus carreras profesionales distantes una de otra.

EN EL FÚTBOL, TAMBIÉN ENFRENTADAS
Mientras Ingrid Oliveira es fanática del Fluminense, Giovanna Pedroso es torcedora del Botafogo, uno de los conjuntos con los que más rivalidad tiene. Separadas por el destino.

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