Ella está radiante. Su felicidad se refleja en la sonrisa permanente que habita en su rostro. Con sólo 16 años, Fernanda María Russo vive sus primeros Juegos Olímpicos como un sueño del que no quiere despertar.
"No me esperaba que iba a ser así", dice emocionada con el brillo de sus ojos cargados de esperanza. "Fue re loco cruzarme a Nadal, porque estábamos comiendo y uno dice ¿che ese no es Rafa? ¡y era! Lo mismo pasó cuando vi a Manu Ginóbili con Scola: pasaron y dijeron un chau chicas, y nosotras nos quedamos paralizadas. No lo podía creer", le dice a Infobae en la reunión que organizó la Casa Argentina en Río de Janeiro el día de su inauguración.
La cordobesa se dedica a un deporte que no es muy popular en nuestro país. El 6 de agosto debutará en la prueba de rifle de aire (10 metros) y esa posibilidad se la debe a su padre, quien la introdujo en ese atípico mundo cuando ella tenía 10 años. "Siempre fue como un hobby, se fue dando y hoy llegué hasta acá", reconoce la joven que enfrentará a los mejores del planeta.
Lejos de las vivencias que atraviesan los chicos de su edad, Fernanda Russo tuvo que realizar varios trámites para que en el colegio no tenga inconvenientes con las inasistencias. "Me dieron una licencia porque estoy representando al país y no me van a dejar libre. Para mí es todo muy loco", dice con entusiasmo y agrega: "Mis compañeros no paran de escribirme, están todos re ansiosos. Todos me preguntan cuándo es la prueba ó qué día debuto. Cada momento que me conecto a WiFi, recibo un montón de mensajes de apoyo".
La medalla de plata conseguida en los Juegos Panamericanos de Toronto del año pasado es un argumento que permite a la ilusión. Sobre todo porque aquel segundo puesto no conformó a la cordobesa, quien afirma que su actuación "podría haber sido mucho mejor".
Además, las instalaciones donde se desarrollarán las competencias de tiro no están en las mejores condiciones, otro factor que puede jugar a su favor. "No está tan bueno el polígono, a mí no me gusta tanto, pero hay que adaptarse. Creo que eso me puede beneficiar porque las malas condiciones están para todos los participantes. Los europeos no están acostumbrados a algo así y acá estamos todos en la misma situación. Va a ganar el que mejor se adapte", explica con un análisis tan profesional como inspirador.
Su concentración es tan extrema que ni siquiera quiere ver a los familiares que viajaron a Brasil para acompañarla. "Mi mamá y mi tía están acá, pero no las quiero ver hasta después de la prueba. Hoy sólo me focalizo en eso", cierra la joven que cambió los libros de matemáticas por el rifle. Mientras en la Argentina sus compañeros estudian para los exámenes tradicionales de la secundaria, Fernanda se mentaliza en la prueba más importante de su vida: la de intentar sorprender a las figuras internacionales.