Una manera poética de expresar que uno ha tenido una revelación es con la palabra 'epifanía'. Con este mismo sentido, en la liturgia cristiana se celebra la fiesta en la que los tres reyes magos –a quienes se los conoce como Melchor, Gaspar y Baltazar– visitan a Jesús. Ellos le llevan regalos para adorarlo y homenajearlo.
Más allá de la fe religiosa, esta tradición se ha extendido e incorporado en todos los hogares y esta costumbre aún persiste: cada noche del 5 de enero, los niños colocan sus zapatos al pie del árbol –con los infantables pasto y agua para los camellos– para que los reyes, la madrugada del 6, les dejen algún presente.
Y, como creo que los libros son regalos maravillosos, de los más preciados, aquí les dejo una lista de recomendados, una muestra ínfima del vasto mundo editorial (nacional) de la literatura infantil y juvenil que tanto floreció y creció en 2016. No es una lista cerrada: revisen, "olfateen", visiten las librerías junto con los chicos para que puedan elegir e incluir alguno en sus cartas de este año.
– Lo que guarda un caracol, de Paula Bombara (loqueleo; noviembre de 2016). Una novela que habla de aceptaciones –propias y ajenas–, de respeto y tolerancia en un ambiente tan competitivo como puede ser dentro de un laboratorio de investigación.
– Como una película en pausa, de Melina Pogorelsky (Edelvives; 2016). Esta nouvelle es reveladora en todo sentido. Es la primera en la literatura nacional juvenil que habla abiertamente de identidad de género. La elijo por la franqueza de su escritura, por la empatía que se logra con los personajes, porque habla de amistad incondicional y de sentimientos encontrados.
– Calesita, escrito e ilustrado por Raquel Cané (Capital intelectual; septiembre de 2016). Es un viaje de ficción y ensueño, de colores y barrios porteños, en cada giro, en cada vuelta.
– La pluma, escrito por Cao Wenxuan, ilustrado por Roger Mello y traducido por Martín Bertone (Eudeba; agosto de 2016). Estéticamente no tiene parangón y sus textos son conmovedores. Cada página está atravesada por la idea de identidad.
– Lupita, la pequeña tortuga, y su amigo Archi, de Keren Benoliel e ilustrado por Cristian Turdera (Quel Toupet; 2016). Este es un libro-mapa, una suerte de historia que dice algo más, que apela a que cada niño rescate y destaque sus características, su personalidad. Y Archi es un entusiasta…
Al terminar de escribir esta selección de títulos, que se dio naturalmente (de un conjunto de libros mayor), descubro que todos están ligados por un hilo invisible. En cada una de las historias existe algún tipo de revelación, de descubrimiento, ¿una suerte de epifanía?
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