Leemos un título una vez, dos veces, tres. Leemos que alguien que nos resulta interesante comenta ese título, advertimos su interés y nos pica el bichito de la curiosidad. Todo coinciden: esa trama que se reitera en las redes sociales hoy consigue atrapar tanto o más que cualquier modo de reseña o recomendación formal, a la que muchas veces se llega recién después que decidimos leer un libro o, incluso, a la que recurrimos cuando ya lo leímos para chequear datos, cotejar lecturas y enriquecer perspectivas. ¿Cómo es hoy el circuito que recorre un libro para llegar a manos de los lectores? ¿Cuáles son los modos usuales de recomendación, a quién le hacen caso los lectores? ¿Cuánto pesa el prestigio de una editorial? ¿Los suplementos de los diarios y las revistas culturales son el faro de legitimación o pesa mucho más la palabra de un tuitero sagaz o de un post en Facebook bien escrito y rotundo? ¿Un booktuber tiene más peso que un crítico profesional?
Para conocer cuál es hoy el camino que recorre un lector, desde Grandes Libros fuimos a preguntarles a los que saben: editores, críticos, periodistas especializados pero, sobre todo, muy buenos lectores. De paso, les pedimos buenas recomendaciones. Esto nos respondieron.
Ana Correa, experta en Comunicación, conductora de "Entre tapas", que sale los jueves a las 21 por Radio Cultura FM 97.9:
La manera por excelencia de llegar a un libro es a través de una recomendación. Desde el primer libro que leemos en adelante, de alguna manera nos tienta saber qué había en ese texto que conmovió a otra persona, o tal vez descubrir una complicidad con otro porque le gustó el mismo autor que a mí. Las redes alteraron un poco el lugar sagrado que tenían antes los programas específicos o secciones especializadas en los medios. Todos tenemos algo para recomendar o ganas de que nos recomienden algo. Un ejemplo es cuando desde nuestro programa tiramos una consigna, como contar algo sobre ese libro que en algún momento fue importante para nosotros, o recordar los libros que hablan de la niñez, del deporte, o de los padres. La literatura, como las redes, atraviesa nuestras vidas sin importar a qué nos dedicamos. Es una buena combinación, porque en medio de los intercambios intensos que se dan por diferentes motivos, postear y leer tuits sobre literatura nos acerca por unos instantes a un remanso donde bajamos la guardia y sólo nos interesa compartir lo que nos gustó de un libro.
El recomendado: Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, de John Irving.
Juan Boido, director editorial de Penguin Random House en Argentina, escritor, ex director de Radar, suplemento cultural de Página 12:
Así como los libros hoy abarcan contenidos cada vez más diversos y específicos, los medios por los que esos contenidos llegan a sus lectores son también cada vez más diversos. Los medios clásicos de comunicación siguen siendo los principales difusores: diarios radios y revistas, básicamente (en la TV abierta es menos corriente escuchar hablar de libros). Pero la novedad son las comunidades en gran medida invisibles o ajenas a los grandes medios: grupos de pertenencia con intereses comunes que se encuentran y se comunican por internet y redes sociales. Como fans clubs o clubs de lecturas, pero con un alcance casi global.
Por ejemplo, John Green es un fenómeno muy impresionante, que lleva vendidos más de 300 mil ejemplares en la Argentina. Cuando salió la primera nota importante en un medio tradicional, ya llevaba vendidos casi 100 mil ejemplares. Sus lectores, chicos, adolescentes y jóvenes, claramente se lo recomendaban por otro lado: por el boca a boca digital. Florencia Bonelli, la autora de ficción argentina que más vende, no tiene una cobertura mediática en relación al fenómeno que es: sus firmas en la Feria del Libro duran más de seis horas y viajan lectoras de todo el país, incluso de América Latina, para verla. Las posibilidades que da internet son de una escala y una velocidad difíciles de igualar. El caso más claro es el de los YouTubers: Germán Garmendia publicó su libro este año. Tiene casi 30 millones de seguidores en su canal. ¿Qué campaña o promoción puede superar en alcance su propio video anunciando el libro?
Los ejemplos son muchos, y reflejan la diversidad de temas, autores y contenidos que hoy canalizan las editoriales. Así como hay cada vez más nichos, porque los intereses se vuelven cada vez más específicos, es lógico que el modo en que se conectan y se informan esos lectores sean también cada vez más específicos. De ahí que coexistan con los medios tradicionales booktubers, páginas de Facebook, cuentas de Twitter, portales de recomendación, que a veces abarcan esa parte del espectro que los diarios y revistas no llegan a descubrir primero.
El recomendado: Hasta que puedas quererte solo, de Pablo Ramos, y Los Oesterheld, de Fernanda Nicolini y Alicia Beltrami.
Graciela Melgarejo, periodista especializada en Cultura; crítica literaria:
He recomendado la lectura de libros desde muy chica. Después, estudié y me hice crítica profesional. Hoy, creo, observando en las redes sociales la actividad de blogueros, booktubers y cuanta denominación nueva pueda surgir, que esa gran libertad de opinión y de expresión debe ser celebrada y aceptada, al lado de las clásicas recomendaciones de los suplementos y revistas culturales. Cada lector puede, a su turno, usar su propio criterio, que es lo que han hecho siempre.
El recomendado: Viajeros que huyen, de Ángel Faretta
Estoy enganchadísima con 'Un método del mundo' de Mariela Gouiric. Pronto lo reseño pero adelanto: ideal para los que dicen "no leo poesía".
— Tamara Tenenbaum (@tamtenenbaum) September 21, 2016
Jaime Clara, escritor y periodista uruguayo especializado en Cultura:
Hace quince años que existe el programa cultural que conduzco, "Sábado Sarandi". Con el tiempo se fue transformando en un lugar por donde pasan escritores y creadores. Por suerte, el programa se ha transformado en una referencia en ese sentido: los libreros toman debida nota de los invitados o de los libros que se manejan en una columna por parte de un polémico crítico que va a media mañana, porque —según ellos— luego del programa los oyentes piden los libros de los cuales se habla en la radio. Las editoriales lo saben y actúan en consecuencia. Y los autoeditados, también. Por este motivo, llega mucho material y entonces se complica la difusión.
Mi condición es leer todos los libros vinculados a las personas a las que voy a entrevistar. Ahí me cruzo con un problema, los tiempos de difusión de los responsables de prensa y/o las editoriales. Esto tiene que ver de cómo encarar las entrevistas: no es lo mismo haber leído o no el libro. La calidad periodística cambia, por lo tanto, lo que recibe el oyente, puede ser mejor o peor. Parece de perogrullo, pero abundan los testimonios que me destacan haber leído el libro. ¡Además tengo la obsesión de subrayar!
Por lo dicho, no me preocupa ser el primer periodista en entrevistar a tal o cual autor. Prefiero hacerlo más tarde, pero bien, a decir "Fue primicia…"
Uruguay padece un problema severo que es que no hay información pura de lo que se edita. Y las reseñas demoran, llegan tarde, mal o nunca. Vemos como en los pocos espacios de prensa escrita aparecen reseñas hasta un año y medio después de haberse editado el libro y eso no lo merece ningún libro. En mi programa, por la estructura, no puedo tener un informativo de libros, cosa que sí he podido hacer en televisión. En un par de programas, generé el llamado "Rincón de libros", para mostrar lo que se edita, más allá de la calidad.
A veces pienso que ayudo más a los libros cuando hablo al mes o mes y medio de haberse editado, que estar embarcado en el tsunami de la promoción oficial de la obra o del autor. En tantos años, como dije, el programa legitima, aunque ese no es mi objetivo. Quiero que hable el autor, que cuente el método, la historia, su sentir, su forma de trabajo para que sea el público el que decide si se entusiasma para comprarlo o no. En mi caso no hago crítica, ni me interesa. Si el libro me gusta, podré decirlo o recomendarlo especialmente. Pero ahí no puedo hacerme cargo de lo que la gente haga luego de escuchar. Pero, íntimamente, digo que me encanta cuando un librero llama a decir que agotó un libro, luego de que el autor pasó por el programa. Es un orgullo que no disimulo.
El recomendado: El libro del desasosiego, de José Saramago, y Cuentos completos, de Horacio Quiroga.
Mercedes Funes, periodista; conductora de "Entre tapas", por Radio Cultura:
Las redes, y en especial Twitter, se han vuelto una gran fuente de consulta. Un tuit dispara una conversación con alguien que está leyendo al autor que te interesaba conocer, o incluso ¡logra que te responda el propio autor! Lo cierto es que hay algo que no cambia: los mejores libros, los nuevos, las perlitas, los distintos, me los siguen recomendando casi siempre mis amigos más lectores, y casi siempre en persona. Cuestión de sumar.
El recomendado: La uruguaya, de Pedro Mairal, y Estamos unidas, de Marina Mariasch.
Ana Litvinoff, jefa comercial y de Relaciones Institucionales de Editorial Norma; ex librera:
Siempre es difícil saber qué es lo que hace que la gente pregunte por un libro. La presencia en los medios, sobre todo la tele, es un factor muy importante. También depende mucho de la edad del consumidor. Es verdad que para los jóvenes las redes sociales e internet juegan un papel más que importante a la hora de recomendar. El fenómeno de los booktubers, o los bookstagramers es hoy fundamental para vender libros para jóvenes y adolescentes.
Cuando estaba en la librería, muchos venían con su libro decidido, el porcentaje de los que piden asesoramiento no es muy alto. La gente que tiene un nivel de lectura medio se rige mucho por lo que ve en la tele, en los diarios o escucha en la radio pero quienes piden recomendación ya tienen un recorrido de lectura importante y busca algo más que lo que lee la mayoría. En mi caso, para elegir un libro yo me guío por las contratapas, muchas veces influye mucho la colección, por ejemplo, un libro de la colección Andanzas de Tusquets yo sé que es bueno aunque no conozca al autor. Es cierto, eso implica ir a las librerías, pero hoy Facebook para mí también es una usina de información, es valiosísimo porque muchos de mis contactos están relacionados con el mundo editorial y entonces hay mucha circulación de información acerca de libros. Por eso, cuando varios dicen que un libro es bueno, ya le presto especial atención y lo pongo en la lista de libros a leer.
El recomendado: El jilguero, de Donna Tartt