Guía para padres imperfectos: 10 consejos clave

Algunas claves para que el camino de la paternidad no se convierta en una búsqueda constante -y frustrante- de la perfección

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“Deberíamos pensar que no podemos
“Deberíamos pensar que no podemos ser perfectos pero si podemos ser buenos padres”, dijo el psicólog Sebastián Bursztyn (iStock)

¿Cuántas veces se escuchó decir: 'Cuando sea padre (o madre) no voy a hacer esto' o 'no voy a decir aquello' o 'no voy a parecerme a mis padres'.Y, para sorpresa, se termina haciendo y diciendo exactamente lo mismo?

Detrás de esta idea -el creerse capaz de hacerlo mejor- se esconde el ideal de perfección que en la actualidad casi todos los individuos (conscientemente o no, en mayor o menor medida) persiguen. Y esto, aplicado a la paternidad, en general conduce a la frustración, porque tanto padres como hijos son en esencia humanos e imperfectos.

En ese contexto, una compañía de salud internacional publicaba una Guía para padres imperfectos en la cual expertos en salud de todo el mundo brindan una serie de consejos para ayudar a los padres a asumir sus fallos y dudas. El decálogo sugiere:

-Acepta que harás cosas mal

-Construye una fuerte red de apoyo

-Sé bueno con tu cuerpo

-Planea tu día con antelación

-Date un respiro

-No te tomes a ti mismo demasiado en serio

-Adopta una perspectiva más amplia

-Afronta tus miedos

-Saborea cada momento que pases con tus hijos

-Pide ayuda

Cada padre viene con su
Cada padre viene con su “manual” de la perfección

Sebastián Bursztyn, psicólogo egresado de la UBA (MP 94.635) dijo a Infobae: "Siempre hay personas que buscan la perfección, pero ya que cada uno tiene sus propios ideales, lo que para unos es virtud para otro puede ser un defecto. Esto pasa en términos generales, como también en lo referido a la paternidad. Si le preguntamos a diez padres qué sería ser perfectos tendríamos, aunque parecidas en ciertos aspectos, diez respuestas diferentes".

-¿A qué responde esta búsqueda de la perfección?

Todos perseguimos algún ideal. Los ideales están marcados por nuestra historia personal, el contexto socio-histórico-cultural y en lo que refiere a la paternidad, influenciados por la historia relacional con nuestros padres. De alguna manera estos ideales funcionan como Galeano plantea a la utopía, nunca se alcanza pero está ahí para hacernos caminar.

-¿En qué aspectos se manifiesta?

Cuando uno se convierte en padre se revive la propia niñez, se proyecta la historia personal en ese hijo, se remueve el vínculo que tuvimos con nuestros padres. ¿Cómo podemos ver ésto? De muchas maneras. Quienes vivieron privaciones durante su infancia y están en una buena posición económica, a veces les compran a sus hijos todo lo que ellos piden, con lo cual esos chicos no aprenden a frustrarse. ¿Qué pasará cuando la vida frustre a ese niño ya crecido? ¿Podrá tolerarlo? Otro de los errores que más encontramos es el de los padres que no quieren sentirse autoritarios y les dan demasiadas explicaciones a sus hijos. La relación padres-hijos es asimétrica, los padres representan la primera figura de autoridad que todos tenemos. Si se dan demasiadas explicaciones terminamos invirtiendo los roles. De igual manera, encontramos padres que por querer que sus hijos los sientan cercanos pretenden ser amigos de sus hijos, pero no se puede ser padre y amigo a la vez, porque una relación es asimétrica y la otra es de paridad. En el momento en el que nos convertimos en amigos de nuestros hijos, de alguna manera los dejamos sin padre. Y estos son sólo algunos ejemplos.

-¿Qué observaciones hace un profesional cuando detecta este rasgo?

Cuando uno detecta estas cuestiones en el consultorio, mantiene entrevistas con los padres e indaga un poco en la historia personal de cada uno. Muchas veces se encuentra con cuestiones personales no resueltas y realiza una orientación, da ciertas indicaciones, o bien sugiere que ese padre tenga su propio espacio terapéutico para resolver aquellas cuestiones que influyen en su forma de ser padre. Deberíamos poder pensar que no se puede ser el padre perfecto, pero sí se puede ser un buen padre. Y en muchos casos eso significa también reconocer nuestras propias limitaciones e imperfecciones para poder pedir ayuda, para buscar alternativas.

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