El Dakar es difícil, no hay dudas. Las etapas, el clima, los diferentes terrenos en los que se corre. Y la competencia es aún más dura para los equipos de la categoría Producción, que además deben esperar el paso del resto de los corredores para recién después enfrentar el desafío. Así lo prueban algunas historias que cuenta Pablo Gomes, primer corredor argentino en terminar el Dakar, y no es casualidad que haya sido con un vehículo Toyota.
Tener que sortear inconvenientes es, como se dijo, todo un clásico para un equipo de la categoría Producción. Un excelente ejemplo de ello fue cuando la Toyota de Pablo debía ascender una duna que tenía unos 45 metros de altura. Y por esa montaña ya habían pasado 150 autos, 200 motos y 100 camiones, por lo que no estaba en las mejores condiciones… después de unos 40 intentos por subir la duna, se dieron cuenta de que la única solución era aligerar la camioneta. Así lo hicieron: descargaron 2 carpas, bolsos con ropa, cajas de herramientas y 2 neumáticos de repuesto. Luego de otros tres intentos, consiguieron llegar a la cima del médano. Claro, en ese momento recordaron que debían subir todo lo que habían dejado antes de iniciar el ascenso. Lo hicieron, y llegaron al campamento solamente 20 minutos antes del horario de partida de la siguiente etapa. Por lo tanto, tuvieron que iniciar la carrera sin dormir. Lo lograron gracias a la capacidad offroad de un vehículo confiable como Toyota.
En otra oportunidad, en Mauritania, los pilotos habían sido advertidos sobre lo peligroso de la etapa. Les dijeron que no pararan en ningún momento y que, si lo hacían, que fuera en sectores donde hubiera presencia de vehículos de la organización para evitar situaciones difíciles con los lugareños. Pero eso no fue lo más llamativo: en esa instancia se les trabó la caja de cambios de la camioneta y quedó clavada en marcha atrás. Trataron por todos los medios de destrabarla y no hubo caso. Para peor, estaban en un lugar que entrañaba cierto peligro, porque ya dos beduinos les habían pedido el combustible de su camioneta.
La solución que aplicaron resultó muy creativa: hicieron los 46 kilómetros hasta el control manejando marcha atrás. Y su Toyota le volvió a demostrar a Pablo que aunque sea yendo en dirección contraria no lo iba a dejar varado. El piloto cuenta que aún recuerda la cara de los franceses cuando los vieron aparecer con su vehículo en reversa. Finalmente lograron destrabar la caja y siguieron la carrera.
El Dakar es exigente, pero también se sabe que ofrece la recompensa de haber superado los desafíos, y elegir un vehículo con la confianza y durabilidad de Toyota parece ser una garantía. Esto ha quedado demostrado a lo largo de los años, y se repite en el Dakar 2017, donde más del 40% de los participantes de la categoría Autos eligió conducir un Toyota.