La sequía que azota a Bolivia llevó al presidente Evo Morales a decretar el estado de emergencia a principios de noviembre. Ante esa situación el Dakar ha adoptado una serie de medidas para contribuir en la ansiada solución.
Los organizadores de la competencia más exigente del planeta ha ideado un total autonomía en materia de agua, al llevar desde Argentina dos cisternas de 25.000 litros cada una para cada vivac boliviano (Tupiza, Oruro, La Paz dos días y Uyuni), es decir, un total de 250.000 litros.
También ha modificado la ubicación de dos vivacs para ahorrar al Gobierno boliviano unos gastos logísticos que serán más útiles para su lucha contra la sequía; y ha donado cuatro cisternas de 36.000 litros cada una para el transporte de agua, después de que el Gobierno boliviano pusiera en conocimiento que sus necesidades más importantes guardaban relación con la logística del transporte de agua hasta las poblaciones más afectadas.
Por otro lado, el Dakar presta su apoyo a la asociación TECHO, que pone en marcha iniciativas en numerosos países de Sudamérica como proyectos de integración social, formación profesional, bibliotecas, equipos informáticos o alojamientos. En esta edición, la competencia destinará 112.000 dólares.
Finalmente, con relación al medio ambiente, el Dakar continúa con la concientización del reciclaje. En 2016, se recogieron en los vivacs 100 toneladas de residuos, 58 de ellas a través de Punto Verde, un organismo que promueve buenas prácticas ambientales con su presencia en todos los campamentos. Otros residuos como aceites usados, baterías o filtros los reciclan otras empresas autorizadas.
El Dakar compensa el 100 % de su huella de carbono directa (organización, participantes, viajes) y desde 2011 se han invertido 700.000 dólares en el proyecto de compensación de carbono Madre de Dios en el Amazonas, en el marco de los proyectos Greenoxx para la protección del medio ambiente.
LEA MÁS
Diario de viaje: La Paz, entre la euforia y la admiración