En la Escuela Técnica Número 15 de Zapala, Neuquén, eran apenas dos o tres alumnos en una clase de programación. Hacía falta un incentivo que reactive el deseo de inventar, de experimentar. Entonces surgió "Fútbol Robot", que aún se encuentra en proceso de desarrollo, pero que llamó la atención del presidente Mauricio Macri durante su visita a la Feria Nacional de Innovación Educativa 2017, que se extiende hasta el lunes en Tecnópolis.
Henry y Damián, apostados detrás del stand, controlan desde su celular los pequeños dispositivos hechos con materiales de reciclaje. Antes había desinterés. Ahora, los alumnos de 1º a 6º están involucrados en el proyecto. Incluso ya tienen una cancha en la que dos equipos de cinco pueden jugar un partido. Es solo uno de los 1.000 proyectos que fueron seleccionados, que pasaron instancias en sus respectivas provincias, para participar en la feria.
Hay un monedero virtual, hay técnicas de conservación de agua, reciclaje, biblioteca web, hay también una aplicación para llamadas de emergencia, un triciclo motor. Docentes y alumnos, 4.500 en total, pegan los afiches y decoran cada uno de sus stands. Se preparan para el gran evento que comienza en minutos. Esperan ansiosos para recibir a los curiosos y responder preguntas. Al frente, aparece el nombre de cada proyecto. A su lado, la provincia donde se realizó.
Muy cerca de la entrada está el stand de La Escuela Bilingüe de Formación Integral para Niños Sordos. La mayoría de los chicos, al nacer en familias de oyentes, no cuentan con una lengua que les permite expresarse. El colegio les enseña lengua de señas y español escrito, pero también los alienta a moverse por sus propios medios.
Por eso, los chicos de entre 13 y 15 años crearon una Guía Interactiva de CABA en Google Maps. "Es totalmente visual. Está bien enfocada desde la cultura sorda. Se despliega una lista de lugares que los chicos investigaron, con fotos y video, todo en lengua de señas", explicó a Infobae Victoria Perales, profesora de la institución. "Fue un trabajo muy arduo porque les lleva más tiempo comprender y producir un texto, conocer de la historia, de la cultura y geografía".
Mientras en uno de los extremos del complejo, los chicos se prueban los trajes naranjas, para combatir los frecuentes temporales, que la Escuela Presidente Raúl Ricardo Alfonsín -la única de la Antártida- ofrece, otros prueban la resistencia de una silla de ruedas que fabricaron los alumnos de 6º año de la Escuela Pía Unión Santa Teresita del Niño Jesús, de Corrientes.
Estaban a la búsqueda de un proyecto con impacto social. Un profesor de la escuela les contó que su madre necesitaba una silla de ruedas y que la obra social demoraba entre dos y tres años en entregársela. Una convencional costaba mucho dinero, entre 6 mil y 9 mil pesos. Investigaron con qué materiales podrían hacerla más accesible y sin por eso menos confiable. La hicieron con tubos de agua, ruedas de bicicleta y madera, y dieron con un prototipo de $2690.
Al mismo tiempo que los chicos, docentes y visitantes caminan por los pasillos, un jurado observa en detenimiento los trabajos escolares. De los 1.000 proyectos, 100 serán reconocidos con una mención especial. Quizás uno de ellos sea el agrosimulador, las mesas táctiles o las paradas de ómnibus electrónicos que cada stand expone con orgullo.
O quizás también sea "Metales en el agua" de la Nº 25 Lago del Desierto, en Santa Cruz. El profesor Guillermo Raúl Beltrán fue uno de los coordinadores de la investigación que buscó aportar un diagnóstico sobre el derrame del estéril del complejo minero emplazado sobre el arroyo San José. "Estamos muy cerca de confirmar nuestra hipótesis", remarcó el docente.
Los stands se abren en abanico. Los propios alumnos, los protagonistas, junto a sus maestros deberán despegar los afiches, guardar los prototipos, desmontar sus puestos el lunes. No obstante, las historias que esconden permanecerán. Una historia de una necesidad que se transformó con meses -incluso años- de esfuerzo en una solución
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