La búsqueda es ambiciosa y necesaria. Limpiar los océanos debería ser prioridad, en procura de la salud del planeta y los seres vivos que en él habitan. La basura es en este contexto de urgencia y desidia un enemigo indeseable. Su presencia es inconfundible: validó una serie de denominaciones que regulan su permanencia en los océanos. El "séptimo continente", "la isla de basura", "la isla tóxica", "plastisfera" o "la gran mancha de basura del Pacífico" es el resultado del despotismo humano. Pero no de todos los humanos: Andrew Turton y Pete Ceglinski crearon un ingenioso plan para combatir un mal moderno.
Es el "Seabin Project". La inspiración surgió cuando ambos residentes australianos notaron la cantidad de desechos plásticos que encuentran los surfers en su actividad. Diseñaron un mecanismo que bautizaron Seabin, una revolucionaria iniciativa para barrer de basura los océanos. Funciona como un basurero flotante que succiona el agua y con ella los residuos que navegan; el agua filtra, los desechos no. Recoge botellas de plástico, papel, pequeñas dosis de aceite, combustible o detergente.
El instrumento opera con una bomba de agua que trabaja sobre la superficie y provoca un flujo de agua en el recipiente que atrae toda la basura flotante. Los desperdicios marítimos quedan atrapados en una bolsa de captura de fibra natural; el agua succionada ingresa por la parte inferior del cubo y es devuelta desde la superficie. Su naturaleza y su método también es sustentable. La acción del bombeo es generada por energía renovable a través de paneles solares.
El "Seabin Project" se financió en la plataforma de crowfunding Indiegogo con 267.667 dólares recaudados. Los responsables del dispositivo sugieren que por sus dimensiones modestas puede funcionar en puertos, puertos deportivos, clubes naúticos, vías fluviales, ríos, lagos o incluso grandes embarcaciones. Prevén para fines de año haber comercializado ya sus basureros flotantes.
"Uno de los objetivos es hacer más 'Seabin' con los propios plásticos recogidos, para hacer un efecto dominó. El segundo objetivo es crear un mundo donde no necesitemos artilugios como el nuestro", razonaron Andrew Turton y Pete Ceglinski, alineados a un compromiso ambiental cada vez más decidido en erradicar la basura de los océanos. Una solución sencilla para un problema gigante.
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