Las playas paradisíacas, la mística de los templos hinduistas y las extensas terrazas de arroz de la isla indonesia de Bali acaparan la atención de miles de turistas que eligen visitar año tras año este edén que, lamentablemente, se encuentra inmerso en una verdadera batalla con la contaminación del plástico.
Es que Indonesia se constituye actualmente como el segundo país del mundo con mayor contaminación plástica, con aproximadamente 3.220 millones de toneladas de residuos plásticos, según un estudio de 2015 de la Universidad de Georgia, Estados Unidos.
Entre las regiones indonesias que más contaminan se destaca la isla de Bali, con una población total de 4,5 millones de habitantes y que con unas mil toneladas de desperdicios plásticos diarios supera a Yakarta, capital del país, donde viven cerca de 12 millones de habitantes y que vierte unas 750 toneladas de plástico al día.
El problema ecológico de la isla, que absorbe el 40 por ciento de los 15 millones de visitantes extranjeros que registra el país, ha aumentado los últimos años. Bali, que carece de una política de tratamiento y reciclaje de basuras, ve también empeorado el nivel de contaminación por el "comportamiento consumista" de los visitantes, que generalmente consumen bebidas y comidas durante el trayecto, según expertos conservacionistas.
Según datos del Foro Económico Mundial, de seguir a este ritmo de contaminación es probable que para el 2050 los océanos del planeta contengan más residuos plásticos que peces, en términos de peso. Los efectos en el medioambiente y el océano causados por la contaminación plástica serán entonces uno de los temas tratados por los expertos de todo el mundo que confluirán en Bali a finales de febrero durante la celebración la cuarta Cumbre Mundial del Océano.
"Indonesia cuenta con políticas y leyes contra la contaminación, pero debido a la corrupción parece incapaz de actuar" explicó Mike O'leary, director de la fundación ROLE, con sede en Bali, que ofrece programas de educación y capacitación para promocionar la sostenibilidad del medioambiente. Este grupo, cuyo lema es "cero desperdicios en el océano", organiza junto a las comunidades locales campañas de limpieza en algunas de las playas más afectadas por la contaminación del plástico.
Ante esta problemática, un creciente número de hoteles, restaurantes, cafeterías y otros establecimientos luchan para preservar la conocida como "isla de los dioses".
Productos de bioplástico
Recientemente, un vídeo donde una bolsa verde se disuelve de manera instantánea en un vaso con agua caliente y es consumido por una persona se hizo viral en Indonesia. "El mensaje que pretendía lanzar es que una bolsa de bioplástico es tan inofensiva que hasta un ser humano la puede consumir. Por lo que si reemplaza a las bolsas de plástico convencional podríamos salvar la vida de millones de animales marinos", indicó Kevin Kumala, fundador de la empresa Avani, con sede en Bali.
La compañía, que comenzó en 2013 a investigar la manera de fabricar materiales respetuosos con el medioambiente, encontró la fórmula de producir bolsas a través del almidón de yuca tan resistentes como las que habitualmente se dispensan en los comercios.
"Nuestras bolsas se convierten en compost (abono orgánico) en 45 días en condiciones favorables, como la época del monzón, y un máximo de 100 días, mientras que las bolsas de plástico tardan décadas en descomponerse", aseguró el emprendedor, cuya empresa además produce otros utensilios como vasos, ponchos o recipientes de comida con bioplástico y 100 por ciento biodegradables.
Una iniciativa social liderada por un grupo de adolescentes, con el nombre de "bye bye plastic bag" (adiós a las bolsas de plástico), logró recientemente que el Gobierno balinés se comprometa a prohibir las bolsas de plástico para 2018.
Sin embargo, estas medidas no alcanzan y los ecologistas aguardan que el gobierno se involucre más en esta problemática. "Indonesia fue uno de los fundadores de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y es uno de los mayores productores de petróleo del mundo. Cuando hablamos de regular el uso del plástico, para cuya fabricación es necesario mucho petróleo, los intereses chocan", concluyó Kumala.
Con información de EFE
LEA MÁS: