Solidaridad al rescate: cómo funciona el "Ejército de Salvación"

El programa solidario de más impacto a nivel global es una entidad religiosa y de beneficencia sin fines de lucro que brinda soluciones a problemas sociales. Bettina Bulgheroni visitó con su Puente de Esperanza la sede en Argentina de un movimiento de estética marcial y profundo compromiso con la comunidad

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Es un movimiento internacional integrado
Es un movimiento internacional integrado a la iglesia cristiana evangélica, presente en 127 países y con presencia en la Argentina desde 1890

La resumen es la conclusión. La dice el Comisionado Jorge Ferreira, a modo de mensaje, a modo de balance: "Vale la pena. Vale la pena ayudar a otro ser humano". La obra del "Ejército de Salvación" es comprender y emprender este discurso poblado de nobleza y sentimentalismo. Lo define su creador William Booth, en un extracto que subraya y predomina en su página web: "Mientras las mujeres lloran como lo hacen ahora, lucharé; mientras los hombres entran y salen de la prisión como lo hacen ahora, lucharé; mientras haya un borracho abandonado, mientras haya una niña pobre y extraviada en las calles, mientras quede una sola alma en tinieblas y sin la luz de Dios, lucharé. ¡Lucharé hasta el fin!".

De luchar por reparar se trata. Brindar soluciones concretas a problemas urgentes, promover una conciencia ciudadana, transmitir un mensaje de paz, asistir a quienes más lo necesitan. El "Ejército de Salvación" opera sobre contrastes sociales buscando empatar las emergencias y las ausencias. De impacto histórico, nació en 1865 en Londres, Inglaterra, por William Booth, un Pastor Metodista, y su esposa Catherine Mumford, quienes convocados por un llamados divino comenzaron a trabajar por la salvación de hombres y mujeres marginados. Junto a voluntarios cristianos de varias denominaciones, se encolumnaron al frente de un movimiento que recibió el nombre de "Misión Cristiana".

La historia siguiente la explicó el actual líder territorial del Territorio Este de Sudamérica (que comprende Argentina, Uruguay y Paraguay), el Comisionado Ferreira: "Lo que era la 'Misión Cristiana' se transformó en una movilización de gente, en un ejército. Comenzaron a tener grados militares, adoptaron uniformes, la música que sonaba en las iglesias provenía de las bandas, con una intención de ejercer una dinámica muy marcial. Tenemos un mensaje que proclamar, tenemos una tarea que realizar y necesita ser ejecutada de una forma rápida, expedita". "El estilo, no una imitación de una fuerza militar", aclaró Booth cuando se inspiró para cambiar la denominación por un nombre cautivante y fiel a la estructura organizativa de colaboración y reglas estrictas, verticales, honorables.

Con 25 años de vigencia y luego de doce años de haber sido creada la nomenclatura final, ya con cuarenta países en ejercicio de la solidaridad, el "Ejército de Salvación" se inscribió en la Argentina en enero de 1890. Los primeros Oficiales Salvacionistas iniciaron inmediatamente un asilo para hombres sin techo, convirtiéndose en ésta la primera obra social en el país. El movimiento se propagó y ramificó a países fronterizos como Uruguay y Paraguay para forjar el Territorio Este de Sudamérica repartido en distritos y divisiones. La obra se comprende de Cuerpos y Centros Comunitarios, Guarderías para Niños, Hogares para Mujeres y Hombres, Grupos de Apoyo Escolar, Grupos de Educación comunitaria, Residencias para Estudiantes, Centros de Prevención en Drogadicción, Grupos de Contención para Mujeres, Servicios de Caridad, Hogares de Niños en Paraguay y Uruguay, una Clínica Médica en Paraguay, una Oficina de Orientación Social en Buenos Aires y Rosario, Hogares para ancianos en Argentina y Uruguay. La tarea es ambiciosa, a grandes escalas, con grandes resultados.

La mayoría de estos programas están interconectados, una relación que optimiza y potencia su funcionamiento. De acuerdo a las estadísticas anuales, más de 97.000 fueron beneficiadas con una cama limpia, más de 165.000 raciones de comida fueron repartidas mediante proyectos de alimentación y cerca de 185.000 personas recibieron ropa, calzado, abrigo y muebles de primera necesidad. Porque el esfuerzo vale lo que significa el resultado, porque, como dice el Comisionado Jorge Ferreira, vale la pena ayudar a otro ser humano.

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