Panda gigante, animal vulnerable. Esa es la nueva figura que representa el nivel de preservación de un ícono global en la lucha por la conservación de la biodiversidad de la fauna. El panda no integra más la Lista Roja de Especies Amenazadas. La decisión de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés) de retirar al panda de los registros de extinción más alarmantes validó los esfuerzos de las autoridades chinas -principal hábitat de este tipo de oso- de elaborar un plan para expandir las políticas de conservacionismo.
Que el panda ya no sea un animal en peligro de extinción condensa un clima álgido. Para el común denominador de la gente, que elaboró un imaginario colectivo de adoración y lo potenció hasta convertirlo en símbolo de proteccionismo, la noticia es esperanzadora y reconfortante. Su aspecto despierta carisma, ternura y simpatía. Es la imagen -convertida en ícono- de WWF ó Fondo Mundial para la Naturaleza, la mayor organización conservacionista independiente del mundo, durante el Congreso Mundial de la Naturaleza de Hawaii.
Sin embargo, la determinación de retirar al oso panda de la lista de especies en peligro de extinción generó el malestar de las autoridades del país asiático. La administración Forestal Estatal de China emitió un comunicado en el que expresa su disconformidad con la medida. Analizó que es prematuro certificar que el panda ya no está en peligro y señaló que la decisión de la UICN "podría dar marcha atrás a los avances logrados en las últimas dos décadas".
Durante la última mitad del siglo XX, la pérdida de los ecosistemas por el crecimiento exponencial de las ciudades chinas provocó el descenso estrepitoso de la población de pandas, que para la década del 80 se redujo a 1.200 ejemplares. Los bosques de bambú además de ser su entorno es su fuente de vida: la planta representa casi la totalidad de su dieta y de la que comen diariamente entre 15 y 35 kilos.
China se comprometió a revertir el drama y concentró su energía en regenerar, expandir y repoblar los bosques. Según un estudio nacional publicado en 2015, el hábitat se expandió un 12% con un total de 67 reservas naturales. Hoy la estimación es de 2.060 osos pandas, de los cuales 1.864 son adultos que han virado su estatus de "amenazados" a "vulnerables" en la lista roja.
Para Ginette Hamley, vicepresidente de conservación de vida silvestre de WWF, el caso de China es inspirador: "Es un ejemplo maravilloso de lo que puede pasar cuando un gobierno está comprometido con la conservación". La concepción global es que el trabajo invertido por las autoridades para devolverle el hábitat a los animales y fundar nuevas reservas debe ser respaldado y coronado. Marco Lambertini, director general de la ONG que luce al animal en su logotipo, festejó la resolución como el comienzo de una era: "La recuperación del panda muestra que cuando la ciencia, la voluntad política y el compromiso de las comunidades locales van de la mano, podemos salvar la vida silvestre y también mejorar la biodiversidad".
La UICN establece un orden de nueve niveles para medir el estatus de cada especie: “en peligro” es el cuarto escalón en gravedad, “vulnerable” el quinto y “extinto” el primero
En la línea del gobierno asiático, los pronósticos ecológicos tampoco desbordan de optimismo. De acuerdo a estudios botánicos, el calentamiento global podría atacar los logros chinos en materia de recuperación de hábitats. El impacto del cambio climático causaría la desaparición de un tercio de los bosques de bambú en los próximos 80 años, de acuerdo a las estimaciones de los especialistas.
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