Ocurre a diario, de manera silenciosa y en todos los países donde existen edificios de oficinas cerrados, sellados por vidrios desde arriba hacia abajo pero sin ventilación natural, sólo artificial. Lo más grave es el desconocimiento de los propios habitantes de esos espacios de su existencia y el enorme daño que genera, también desconocido, para el resto de la sociedad. La contaminación del aire en los espacios cerrados a causa de los sistemas de ventilación de los edificios es prácticamente un asesino oculto. Más conocido incluso por algunos especialistas como el "síndrome del edificio enfermo".
Cada año, la contaminación del aire causa entre 5,5 y 7 millones de muertes en todo el mundo, especialmente en países desarrollados. Es más letal que el VIH, los accidentes de tráfico y la diabetes, todos juntos. Encima, según datos de la Organización Mundial de la Salud, más del 80 por ciento de la población total en áreas urbanas vive en zonas que exceden los límites recomendados de contaminación.
En el caso de los interiores, el problema aparece con los sistemas de ventilación y, en especial, los restos de combustible utilizados para algunos generadores eléctricos.
El principal problema aparece con las partículas, en especial con las más diminutas, llamadas PM2,5, la cual es producida por combustiones y por actividades diarias de la casa, como cocinar. Diversos estudios las relacionaron de manera directa con ataques al corazón, infartos, EPOC o asma. Y, alrededor del mundo, éstas contribuyen a unas 800.000 muertes prematuras por año. Lo mismo sucede con el gas tóxico Radón, que aparece generalmente en espacios cerrados y es la segunda causa de cáncer de pulmón en todo el mundo.
El problema de la contaminación del aire en espacios cerrados aún es un tema tabú en las sociedades modernas
El problema de la contaminación del aire en espacios cerrados es un tema tabú en las sociedades modernas. A lo largo de la historia, hubo 100 veces menos de investigaciones respecto a las de contaminación en espacios abiertos, aún cuando el adulto promedio pasa un 90% de su día entre cuatro paredes. Por eso, la prestigiosa revista Newsweek realizó un extenso informe en el que se metió de lleno en el problema del aire en interiores e investigó sobre posibles soluciones.
"Estudiar la contaminación del aire al descubierto es una moda. Pero la realidad es que uno se enferma por la contaminación del aire cerrado y uno muere por esa misma contaminación", afirmó Jan Sundell, investigadora de la Technical University, de Dinamarca.
A lo largo de la historia, la contaminación del aire no supuso una preocupación para la mayoría de las empresas constructoras de edificios. Con la idea de alimentar el ahorro de energía, las constructoras desarrollaron a lo largo del tiempo sistemas edilicios con una ventilación cada vez más reducida. Eso llevó llevó a que a principios de los años ´90 incluso apareciera el término "Síndrome del Edificio Enfermo"(SEE) – o n inglés Sick Building Syndrome (SBS) – el cual evidencia los problemas respiratorios de los habitantes de un edificio a causa de su mala ventilación.
En la actualidad, recién en los últimos años -y en algunos países del primer mundo –se construyeron edificaciones con sistemas diseñados para limpiar el 95% de las partículas o con sensores de contaminación colocados en cada departamento.
Para muchas organizaciones de salud pública, las mejoras en las filtraciones de aire y las alarmas sobre la contaminación deben convertirse en factores de atención primaria. Y no sólo se debe aplicar en los grandes edificios, sino en los hogares también. La preocupación es que, hoy en día, un 56% de las ciudades de países del primer mundo con más de 100.000 no tienen plan de atención al problema, lo que sucede también con el 98% de las ciudades en naciones en vías de desarrollo.
El sur y el este de Asia son las zonas que más sufren la contaminación del aire en espacios cerrados y, afortunadamente, la tecnología necesaria para demostrarle a sus habitantes que el aire puede ser un "asesino" esté en proceso de mejora y de caída de sus precios. En la actualidad, especialistas de la Universidad de Berkeley, diseñaron el llamado UCB Particle and Temperature Sensor Plus, el que permite las zonas precarias de la India puedan medir los niveles de contaminación por partículas. En apenas tres años, el precio cayó a la mitad y se espera que para finales de 2016, el público tenga acceso al dispositivo.
La contaminación del aire no sólo aparece en los espacios cerrados a raíz de los sistemas de ventilación, sino también debido a actividades cotidianas hogareñas. Por eso, los especialistas recomiendan encender siempre el extractor de aire a la hora de cocinar algún alimento, así como mantener alguna ventana abierta al utilizar los productos de limpieza de la casa. Los filtros de aire también pueden significar una alternativa interesante: estudios en Canadá, Mongolia y EEUU detectaron que aquellas familias que instalaban uno en su casa, registraban un 30% menos de contaminación en sus hogares.
Seis ejercicios para mejorar la mala postura en la oficina https://t.co/ZbKPge93cz pic.twitter.com/qE9z7wWAR0
— Tendencias (@InfobaeTrends) November 2, 2015
Un problema para la cabeza
La crisis de la contaminación del aire también puede afectar al funcionamiento cerebral. Un experimento publicado en el Environmental Health Perspectives en 2015 demostró que hay una relación directa entre la pureza del aire de un lugar cerrado y las funciones cognitivas de sus residentes. Cuánto más libre de partículas sea el espacio, mejor responden sus ocupantes.
Por el momento, uno de los objetivos principales para la comunidad científica es hacer tomar conciencia a la sociedad de los peligros a los que se enfrenta y despertar su espíritu de respuesta al problema. Uno de los desafíos primordiales es poder abaratar los costos de los sistemas de medición, con el objetivo de que dentro de unos pocos años, cualquier edificio de una zona urbanizada pueda disponer de uno.