El mundo moderno es un mundo urbano. Para el 2050, el 75% de la población global vivirá en ciudades. Y esto trae aparejadas sus consecuencias. Las presiones globales se desarrollan a escala urbana -tales como el cambio climático, las epidemias, las migraciones o las fluctuaciones económicas- por lo que se presentan nuevos desafíos. Como los sistemas urbanos están interconectados, las tensiones o impactos que se acumulan en cada uno afectan el desarrollo de tejido social, el colapso físico o el deterioro económico.
De esta manera, se lanzó "Buenos Aires Resiliente", un proyecto del programa 100 Resilient Cities, creado por la Fundación Rockefeller en el aniversario de su centenario, en 2013. Se seleccionaron 100 ciudades en tres etapas y la Ciudad de Buenos Aires fue seleccionada en 2016. ¿Qué implica? Primero hay que partir desde el concepto de 'resiliencia'.
"La resiliencia es la capacidad de las personas, comunidades, instituciones, empresas y los sistemas que se encuentran dentro de una ciudad de sobrevivir, adaptarse y crecer, independientemente de los tipos de tensiones crónicas e impactos agudos que experimenten", aseguró en diálogo con Infobae Eugene Zapata Garesche, director regional para América Latina y el Caribe de 100 Resilient Cities.
"Por lo general, los impactos se consideran desastres de una sola vez, como los incendios, los terremotos y las inundaciones. En tanto, las tensiones son factores que generan presión a una ciudad diariamente, como la escasez de alimentos, las sequías, un sistema de transporte sobrecargado, la violencia endémica o una alta tasa de desempleo", agregó. La resiliencia urbana consiste, entonces, en hacer a la ciudad mejor, en los buenos y en los malos momentos, para los ciudadanos, especialmente para los más vulnerables.
Y convertir a Buenos Aires en una ciudad resiliente no será fácil, pero ya hay un plan en marcha. Al integrarse a la red de 100RC, Buenos Aires aplicará el marco de trabajo de la resiliencia urbana como una estrategia de desarrollo para abordar de manera integral y proactiva desafíos complejos como la integración social o la preparación de los jóvenes para el futuro, que tienen un claro impacto en el tejido social de la ciudad.
Un primer paso en este camino es la formación de una estructura de resiliencia dentro del Gobierno de la Ciudad, liderada por un funcionario jerárquico que actuará como director de resiliencia, quien coordinará y liderará desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires este proceso. Tendrá la responsabilidad de supervisar la implementación de los proyectos y de continuar involucrando a las partes interesadas, los expertos en la materia y el personal del 100RC en la estrategia integral de resiliencia. "En este sentido, su función será muy valiosa porque promueve iniciativas transversales para mejorar la eficiencia de las acciones de gobierno", reveló Zapata Garesche.
"También como parte de 100RC, la ciudad integra una red de 100 ciudades de todo el mundo, con expertos en resiliencia en cada una de ellas, que se ayudan mutuamente compartiendo las mejores prácticas y soluciones a problemas comunes, de manera de poder resolverlos de forma conjunta y aprender unos de otros. El principal objetivo de la estrategia de resiliencia de 100RC es activar la acción, la inversión y el apoyo dentro del gobierno de la ciudad y por parte de grupos externos".
El desarrollo de la estrategia de resiliencia urbana de 100RC es el mismo para todas las ciudades que integran el programa. Se compone de dos fases. En la primera, la ciudad se enfoca en recolectar datos, involucrar a la comunidad y a los distintos actores para entender cómo la urbe ya está funcionando y crear un plan preliminar de trabajo que explique dónde se enfocará la ciudad y por qué.
El proceso culmina con la publicación de una Estrategia de Resiliencia, un plan de acción concreto que describe proyectos e iniciativas específicamente adaptados a las fortalezas y vulnerabilidades de la ciudad. Esta estrategia es una base sólida para construir la resiliencia y desencadenar acciones: impulsar la coordinación, integración, priorización y pensamiento de resiliencia; conectando la ciudad con proveedores de soluciones del sector privado que les ayudarán a enfrentar sus desafíos y señalar al mercado qué herramientas adicionales necesitan ser creadas.
En la segunda fase, la ciudad convierte estos diagnósticos y evaluaciones en iniciativas y proyectos ejecutables. El paso final es implementar la Estrategia de Resiliencia de la ciudad. La estrategia sirve de guía, articulando las prioridades de la ciudad y las iniciativas específicas para alcanzarlas tanto a corto como a largo plazo. En lugar de una hoja de ruta estática, la estrategia de resiliencia es un documento vivo que se perfecciona continuamente a medida que se abordan las prioridades y se implementan iniciativas.
"Al conectar a los profesionales de resiliencia de todo el mundo, esperamos contribuir con la generación de soluciones a escala", afirmó Zapata Garesche. "Por ejemplo, en Argentina, la ciudad de Santa Fe, y en Uruguay, Montevideo también integran la Red 100RC. Equipos de dichas ciudades están en contacto permanente y, tras el taller, compartirán los aprendizajes y conclusiones para potenciar los resultados del programa".
Buenos Aires recibirá cuatro tipos concretos de apoyo técnico y recursos para desarrollar e implementar una estrategia de resiliencia:
-Orientación financiera y logística para establecer una nueva posición innovadora en el gobierno local, un Jefe de Resiliencia, que liderará los esfuerzos de resiliencia de la ciudad. La Ciudad de Buenos Aires.
-Apoyo técnico para el desarrollo de una sólida estrategia de resiliencia.
-Acceso a soluciones, proveedores de servicios y socios de los sectores privado, público y de diferentes ONGs que pueden colaborar en el desarrollo e implementación de la estrategia de resiliencia
-Membresía a una red global de ciudades miembro que pueden aprender y ayudarse mutuamente a compartiendo mejores prácticas y soluciones a problemas comunes.
Así, durante los próximos meses, funcionarios de todo el gobierno trabajarán junto a la sociedad civil para identificar los impactos y tensiones sobre los cuales definir la estrategia de resiliencia. Para ello, la Ciudad conformó un equipo de resiliencia que llevará adelante el diagnóstico y la posterior elaboración de dicha estrategia. El equipo será liderado por David Groisman, director general de Gestión Estratégica de la Ciudad y Francisco Resnicoff, director general de Relaciones Internacionales y Cooperación. Con el apoyo de la Red 100RC, dicho equipo coordinará los distintos esfuerzos requeridos para definir la estrategia de resiliencia de la Ciudad.
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