Las expectativas de cambio de la política monetaria en los Estados Unidos, que pueda derivar en una gradual suba de las tasas de interés de referencia, para evitar el resurgimiento de la inflación, aparece como una amenaza concreta, advierte un informe S&P Global.
A partir de ahí, la evaluadora de riesgo soberano hizo un análisis de "fragilidad" a los efectos de una suba de la tasa de interés, y ubicó a la Argentina entre las primeras cinco economías, junto a Turquía, Egipto, Pakistán y Qatar.
La Argentina comparte el podio de S&P de las naciones más frágiles con Turquía, Egipto, Pakistán y Qatar
Hasta ahora, el informe de S&P percibe que "las condiciones monetarias son excepcionalmente favorables" y, para algunos mercados emergentes, como el caso de la Argentina, "el entorno de financiación es hasta ahora el más benigno en mucho tiempo", destacó Moritz Kraemer, director general de S&P Global y jefe de calificación global soberano.
"Sin embargo, la amenaza del ajuste monetario ahora es más concreta que antes", señaló.
Es que a poco más de una semana de que la calificadora decidiera subir por segunda vez en el año la nota de la deuda argentina, por los avances que advierte en la macroeconomía (con la desaceleración de la inflación, el sobrecumplimiento de la meta de reducción del déficit fiscal y la reactivación por cuarto trimestre consecutivo), apareció la novedad de que la Reserva Federal de Estados Unidos comenzó a subir las tasas de interés y el Banco de Inglaterra dio un paso similar, por primera vez desde 2007. En tanto, el Banco Central Europeo también anunció que reducirá su compra de bonos gubernamentales y corporativos a partir del próximo año.
Impacto del aumento de la tasa de la FED
1. Eleva los costos de endeudamiento, ya que el dólar generalmente se aprecia a medida que se elevan las tasas de interés, y estos países toman préstamos en dólares.
2. Impulsa a los inversionistas estadounidenses a que vuelven a enviar su dinero a su país de origen en previsión de mayores rendimientos.
Entre las variables que incluyó S&P se destacan el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, el nivel de la deuda en dólares y las necesidades de financiamiento externo
En su evaluación, S&P Global utilizó siete variables, incluido el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que en el caso de la Argentina es deficitario en más de cuatro puntos del PBI; y el porcentaje de deuda denominada en moneda extranjera como parte de la deuda total que poseen los países, que es inferior a 60% del PBI, aunque se reduce drásticamente si se excluye la deuda intrasector público.
Sin embargo, el aún abultado déficit fiscal total, no solo a nivel primario, sino el financiero, luego del pago de intereses de la deuda, exige que el Gobierno argentino tenga que tomar esta año y el próximo deuda neta por unos USD 30.000 millones, la cual, si sube la tasa de interés, provocará un mayor desequilibrio final, o la necesidad de un ajuste en el resto de la economía.
Después de años de política monetaria ultra-laxa desde el colapso financiero mundial, los bancos centrales de todo el mundo han comenzado a revertir sus programas de flexibilización cuantitativa e incluso han elevado las tasas de referencia en algunos casos, y de ese modo dispararon señales de alerta para los países altamente endeudados y dependientes del crédito externo, con una situación macroeconómica que aún no llegó a "normalizarse".
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