El Índice de Producción Industrial (IPI) elaborado por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) registró en enero un retroceso de 6,3% en comparación al mismo mes del año pasado. De acuerdo con el organismo, hubo caídas generalizadas de actividad en los sectores de alimentos y bebidas, textiles, químicos y plásticos, minerales no metálicos, industria metalmecánica e industria automotriz.
En términos desestacionalizados, la producción industrial del mes cayó 0,9% respecto a diciembre, encadenando dos meses en retroceso y retomando el sendero de caída luego del impasse registrado en noviembre.
Con lo anterior, el nivel de actividad corregido por estacionalidad del mes de enero resulta 11,2% inferior al registrado en mayo de 2022 en el inicio de la actual fase recesiva de la industria. “Todos los indicadores que permiten anticipar una reversión de la fase señalan que esta se profundiza y se prolonga, al tiempo que desde noviembre se tiene una mayor difusión sectorial de la caída de la actividad”, analizaron los especialistas de FIEL.
“En términos de perspectivas de corto plazo, la industria a comienzos de 2024 transita un período de adecuación al nuevo escenario económico, caracterizado por un marcado cambio de precios relativos de bienes y servicios, un fuerte deterioro del poder de compra del público y mayores incentivos a la exportación”, continuaron.
Asimismo, indicaron que el ordenamiento de las deudas comerciales con los proveedores del exterior mediante el Bopreal, junto con los plazos establecidos para el acceso al mercado de cambio marcará el ritmo de las importaciones de insumos, partes y piezas, y con ello el de la normalización de los stocks en ramas que utilizan intensivamente insumos importados.
“La producción de sectores vinculados al consumo –textiles, calzado, durables de la línea blanca, gris, marrón y de pequeños electrodomésticos‐, se verá afectada por el deterioro de los ingresos reales y la readecuación de los gastos de las familias. Otros bienes con demandas menos elásticas podrían sostener ventas y producción, aún cuando ello implique migraciones hacia bienes de menor calidad”, observaron.
No obstante, aclararon que el cambio de precios relativos de la economía supone incentivos a mayores exportaciones, de modo que los sectores con inserción internacional podrían sortear con mayor margen el impacto de la contracción del mercado interno, tales los casos de los alimentos, los químicos y plásticos, metales comunes, elaborados de metal y vehículos.
“Al considerarse las perspectivas a más mediano plazo, no debe perderse de vista el escenario económico en Brasil, que podría sumar tracción sobre la actividad industrial local”, comentaron desde FIEL.
Cómo le fue a cada sector
En cuanto al ranking de crecimiento sectorial del mes, la producción de papel y celulosa se elevó 1.9% seguida de la refinación de petróleo que aumentó 1,1%, en ambos casos en la comparación con enero del año pasado. Por su parte, los despachos de cigarrillos igualaron el nivel de enero de 2023, de acuerdo a la información relevada por el organismo.
Las restantes ramas de actividad industrial registraron retrocesos, comenzando con la producción de insumos textiles que se recortó 2,2%, siguiendo con la producción de insumos químicos y plásticos que se contrajo 3,1% y la de alimentos y bebidas que lo hizo 4.9%, en cada caso en la comparación interanual.
Con caídas de actividad superiores al promedio se colocan las industrias metálicas básicas que registraron un retroceso de 8,7%, la producción de minerales no metálicos que se contrajo 13%, la producción automotriz con una caída de 16,4% y la metalmecánica con una reducción del 18,7%, en cada caso respecto a enero de 2023.