Se esperan 4 años de crecimiento por delante

A pesar de la sequía que afectará la actividad este año, las proyecciones de Wall Street y economistas locales rebalsan de optimismo. ¿Cuáles son los riesgos que amenazan este escenario?

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El Ministro de Hacienda Nicolás Dujovne y el Presidente del Banco Central Federico Sturzenegger (Patricio Murphy)
El Ministro de Hacienda Nicolás Dujovne y el Presidente del Banco Central Federico Sturzenegger (Patricio Murphy)

La economía y el fútbol comparten muchos aspectos en común. No es casualidad que se usen muchos ejemplos futboleros para explicar fenómenos económicos. Y el rol de las expectativas es muy claro en ese sentido. Los jugadores de la debutante Islandia seguramente serán recibidos como héroes en su país si vuelven del Mundial habiendo ganado un punto. Pero la selección argentina tendrá que llegar por lo menos a la final para que la gente no considere la excursión por Rusia como un fracaso.

Algo parecido sucede ahora con la marcha económica. Crecer un 2,5% con una inflación del 20% y un déficit fiscal superior a 6% del PBI sería visto como un resultado bastante pobre en cualquier país. Pero no en la Argentina, que viene de muchos años de sube y baja en el nivel de actividad, que desde el 2011 mantiene al PBI en el mismo lugar. El Gobierno presentó como un enorme logro encaminarse a dos años consecutivos de crecimiento, aunque sea debajo del 3%. Se trata de valorar el cambio de tendencia que el resultado en sí, porque todo depende del punto de partida. Ese 2,5% quedó lejos de la meta oficial de un 3,5%.

Bancos de inversión y economistas esperan que se acelere el crecimiento en los próximos dos años. Pero depende sobre todo del contexto internacional y que se pueda recuperar el acceso al financiamiento.

Pero lo que entusiasma más es la proyección para los próximos años. Y lo que surge es que la expectativa sobre el desempeño de la economía argentina se mantiene muy alta. Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que divulgó el Banco Central esta semana, los analistas locales ven un horizonte muy positivo para la economía: 3,1% de crecimiento en 2019 y otro 3% en 2020.

Este escenario, en caso de producirse, significaría que la Argentina se encamina a cuatro años consecutivos de expansión. Algo que no sucedía desde la presidencia de Néstor Kirchner, entre 2003 y 2007. En ese período, el repunte luego del estallido de la Convertibilidad y el boom de consumo permitieron crecer a tasas "chinas", aunque a costa de tarifas congeladas, sin pagar la deuda y con desequilibrios crecientes. Ahora, en cambio, el modelo apunta a un crecimiento mucho menos basado en la demanda interna y más volcado a la inversión.

El diagnóstico es compartido por bancos de inversión de Wall Street de primera línea, como JP Morgan, Citi o Morgan Stanley, que recientemente han divulgado informes muy optimistas sobre lo que puede suceder en la Argentina en los próximos años. Lo mismo sucede con otras instituciones, desde el Fondo Monetario internacional hasta calificadoras como Standard and Poor´s. Todos ven que se mantendrá un crecimiento moderado pero constante, en un ciclo que arrancó en el 2017 y se prolongaría por lo menos hasta el 2020.

Los obstáculos para el crecimiento

El camino hacia un crecimiento más sostenible tiene, sin embargo, muchos obstáculos. Algo que quedó mucho más claro en las últimas semanas. La necesidad de elevados niveles de financiamiento para cubrir el rojo fiscal es la gran debilidad que presenta el plan "gradualista" que lleva adelante el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne bajo estricto monitoreo de la jefatura de Gabinete. "Lo que es insostenible no es el nivel de deuda, sino el déficit", disparó esta semana el ministro de Finanzas, Luis "Toto" Caputo al responder preguntas en el Congreso.

La crisis de Carrefour y del supermercadismo en general no pueden atribuirse exclusivamente al comportamiento del consumo. Los préstamos personales suben al 55%, hay récord de venta de autos, notebook y el turismo interno bate récords.

La volatilidad de Wall Street ya tiene efectos concretos: el Central no para de vender reservas para contener al tipo de cambio (ya se desprendió de casi USD 2.500 millones desde marzo), el riesgo país subió a los niveles máximos del año y tanto el Gobierno nacional como las provincias y las empresas se ven obligados a financiarse localmente ante la suba de las tasas. La provincia de Buenos Aires colocó un bono por 30.000 millones de pesos la semana pasada. Significa menos recursos del mercado local para financiar a las PYME o a las empresas. Un agravamiento de las condiciones de los mercados internacionales tendrá indudablemente un efecto concreto sobre el nivel de actividad local.

La crisis que sufre Carrefour, con tres años consecutivos de rentabilidad negativa, pone bajo la lupa el comportamiento de la demanda. El supermercadismo atraviesa  una compleja situación por la merma del consumo masivo, pero también por los cambios de hábito del público. Un fenómeno que es en realidad internacional y que sufren gigantes como Wal Mart, que pierden su reinado a manos de gigantes tecnológicos como Amazon. Empresas productoras de alimentos de primer nivel como Molinos y hasta Arcor también sufren esta situación.

Es cierto que los elevados aumentos de tarifas y de las naftas vienen restando poder adquisitivo. Sin embargo, el comportamiento del consumo muestra una importante dispersión. Este año será récord, por ejemplo, la venta de autos cero kilómetro, se espera un boom de venta de televisores por el Mundial, voló la venta de notebooks por eliminación de aranceles y el movimiento turístico por Semana Santa rozó valores históricos. También las líneas de préstamos personales vienen creciendo a tasas del 53% interanual, duplicando la inflación.

Más anuncios de inversión

Mientras tanto, las inversiones van ganando terreno. Sólo en las últimas dos semanas IRSA anunció que construirá un gran paseo de compras al aire libre en La Plata, con un costo de USD 130 millones, Goldman Sachs se sumará a un fondo de real estate para desarrollar en Argentina de USD 300 millones y TGS comenzará a construír un gasoducto que demandará USD 250 millones. En 2017 la inversión creció 11% y este año se espera que lo haga al 13%.

Los anuncios de inversión en sectores como real estate, energía, infraestructura y servicios financieros se vienen multiplicando. La nueva ley de Mercado de Capitales daría un fuerte impulso adicional.

Con la inminente aprobación de la ley de Mercado de Capitales se lanzarán al menos diez fondos comunes cerrados (ya presentados ante la Comisión Nacional de Valores) que planean inversiones que van desde real estate, hasta infraestructura, pasando por energía y préstamos para PYME.

La llegada del presidente español Mariano Rajoy esta semana a Buenos Aires, con una amplia comitiva de empresarios españoles, será una muestra del interés europeo por seguir apostando por la nueva etapa que atraviesa el país. A pesar de la debilidad de los bonos en los últimos meses, la suba del riesgo país y ciertos cuestionamientos a la política económica, las apuestas por la Argentina siguen intactas.

 
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