Un cambio gradual. Como algunos le dicen, "gota a gota". El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, confirmó otra vez ante empresarios de la Unión Industrial Argentina (UIA) que esa será la principal característica de la reforma tributaria integral, ya presentada en un informe extenso al presidente Mauricio Macri esta semana.
Dujovne almorzó al mediodía con los principales representantes de la UIA, encabezada por Miguel Acevedo, y desde el principio aclaró que no podía revelar detalles de la reforma que pretende bajar la presión impositiva. "No les voy a decir nada", enfatizó, en una reunión con tono cordial en el edificio de la UIA en el centro porteño. Es que será el Congreso el que reciba en primera instancia el proyecto oficial. Eso sí: una vez que los legisladores lo conozcan, el ministro le pidió al comité ejecutivo de la UIA que lo respalden si están de acuerdo, ya que será un gran empuje para que la economía (y las empresas) sean competitivas.
El viceministro Sebastián Galiani y el jefe de asesores, Guido Sandleris, fueron los otros asistentes del Gobierno a la reunión, aunque durante la hora y media que duró el encuentro solo habló Dujovne, quien se sentó entre Cristiano Rattazzi (Fiat) y Daniel Funes de Rioja (Copal). De frente, Acevedo se ubicó junto al vicepresidente Luis Betnaza (Techint) y Alberto Álvarez Saavedra (Gador).
El repaso de la política económica y el famoso "hacia dónde vamos" no tardó en llegar, en sintonía con los avances en el combate del déficit fiscal y la baja de la inflación. "Siempre se habló de las metas hacia 2023, como si fueran dos mandatos", deslizó un participante del encuentro. Junto con la reforma impositiva, fueron los tres principales ejes de la reunión.
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La preocupación oficial por los niveles de informalidad laboral entró en juego con la baja de los impuestos. Desde el Gobierno están convencidos de que podrán seguir recaudando al mismo nivel si amplían la base impositiva, es decir, reducir la evasión al mismo tiempo que la presión.
Del otro lado, los empresarios tienen claro que ya no se puede tener una política de shock y coinciden con Cambiemos en que el gradualismo es el camino. "No puede haber ganadores y perdedores de golpe. Esta reforma tiene que dar previsibilidad", repite Acevedo a sus pares. Es que la previsibilidad en materia de impuestos será clave para que cada empresa pueda calcular, por ejemplo, el repago de las inversiones.
Qué dijo cada sector
Como suele suceder en los encuentros de la UIA, hubo tiempo para hacer un repaso general de la situación de cada sector y las regiones. Sin salirse de la reforma impositiva, José Urtubey insistió en impuestos diferenciales para el norte argentino.
Sin tono de queja pero sí de preocupación, Juan Carlos Lascurain (ADIMRA) se centró en cómo las importaciones hoy están afectando al sector metalúrgico, uno de los más rezagados de la economía. Tanto Adrián Kaufmann (Arcor) como Saavedra insistieron en que aún no ven una recuperación clara del consumo, desde el punto de vista de la demanda de alimentos y medicamentos.
Jorge Sorabilla (Fundación Protejer) salió un poco de la problemática de su propio sector para dar un pincelazo sobre dos palabras que hoy atraviesan a todos los empresarios: productividad y competitividad. "El sector textil es eficiente puertas adentro, en la planta, y puede competir con Estados Unidos o Europa. Pero la competencia está ligada a las cargas tributarias en los distintos niveles", especificó.
En este sentido, amplió que son las cargas sobre el trabajo las que afectan la eficiencia productiva, y no hay tecnología que compense los costos argentinos.
El mensaje para los participantes del encuentro fue claro. Resuelta la ecuación entre bajar el déficit fiscal, la inflación y la presión tributaria, se podrá apostar en una política de largo plazo. El resultado de las elecciones legislativas de octubre está primero en la agenda.