El viernes a la tarde, tras el cierre de los mercados, Consultatio Asset Management –la compañía de inversiones que encabeza Eduardo Costantini- envió un mail a sus clientes, con un título sugestivo: "El mercado compró la teoría de las dos etapas". Hacía referencia a una posible victoria de Cristina Kirchner en la provincia la semana que viene, pero al mismo tiempo la posibilidad cierta de que este panorama se revierta en octubre.
"Los precios de los activos financieros podrían estar frente a un punto de inflexión si el resultado de las PASO no resulta una encuesta anticipada y perfecta de lo que veremos en octubre. Hay razones económicas y políticas para justificar esta interpretación", continúa el informe.
Esta lectura está alineada a lo que el Gobierno intentó transmitir en cada reunión con empresarios e inversores en las últimas jornadas. Se trata de restarle dramatismo al resultado de las primarias y al mismo tiempo mostrarse convencidos de que será posible darlo vuelta en caso de que la ex presidenta termine en el primer lugar. En términos futboleros, en un partido que dura 90 minutos, las PASO serían el primer tiempo. Pero irse a los vestuarios 1 a 0 abajo (esto es con Cristina ganando por 2 ó 3 puntos) no significa nada. Hay que salir a jugar y es posible pasar al frente tranquilamente en el segundo tiempo, sobre todo de la mano de una economía que ya está creciendo y que se acelerará en los próximos meses.
El mercado se quiere convencer que un resultado adverso en las PASO para el Gobierno se puede dar vuelta. La economía jugaría a favor.
El discurso oficial muestra por un lado la confianza de lograr un buen resultado en el distrito más difícil como es la provincia de Buenos Aires y en particular el arraigo de Cristina en el Conurbano. Pero al mismo tiempo también procura que un resultado negativo no altere la reactivación que ya muestra la economía y en particular la estabilidad que mostró el dólar en los últimos días, tras la intervención del Central.
Las estimaciones que manejan en el palacio de Hacienda para los próximos tres meses respaldan ese optimismo. A diferencia de lo que pasó en estas semanas previas a las PASO, la intención del Gobierno es hablar mucho más de economía cuando se acerque la elección, luego de haberse concretado en la "pesada herencia" y las denuncias de corrupción en esta etapa. Según las proyecciones que maneja Nicolás Dujovne, a las que tuvo acceso Infobae, en este trimestre la economía mostará un crecimiento de 1,5% en relación al trimestre anterior. Esto da una expansión anualizada del orden del 6%, por lejos la más alta de los últimos años.
En octubre los planetas podrían alinearse: la economía estará en plena aceleración y la inflación tenderá a la baja.
El 2017 cerrará con una expansión cercana al 3%, pero deja un fuerte arrastre para el 2018 (de entre 1,5 y 1,7%). Por eso, en el palacio de Hacienda estiman que el año que viene no será difícil crecer el 4%, aunque en el proyecto de Presupuesto 2018 figurará el 3,5%.
Esta reactivación –considera el Gobierno pero también muchos inversores- se irá sintiendo con mayor intensidad con el paso de las semanas. Según los datos divulgados por Hacienda, incluso las variables más rezagadas muestran un importante repunte. La inversión, por ejemplo, creció en junio al 13,7% interanual y el consumo también aumentó 4,8% contra el mismo mes del año anterior. Claro que todavía siguen para abajo las ventas de los supermercados y de los shoppings, con lo que la mejora de la demanda aún tiene menos fuerza que lo esperado.
La baja de la inflación que se espera para septiembre y octubre (luego del 2% de julio y un valor aún alto en agosto) también jugaría a favor. Se daría así el mejor escenario para ir a las urnas al que puede aspirar le Gobierno: crecimiento acelerando e inflación en baja.
La mejora de la economía, confía el Gobierno, tendría un efecto muy favorable sobre aquellos que votaron a Cambiemos en las presidenciales pero que ahora dudan. La prometida reactivación que finalmente llegó sería para este grupo un indicador que el Gobierno está en el camino correcto. Los que piensan votar a Cristina, en cambio, no se dejarán conmover por los brotes verdes.
Los mercados, mientras tanto, ingresaron en una etapa de "wait and see", es decir aguardar los próximos acontecimientos. El dólar se tranquilizó porque la intervención del BCRA hizo que aparezca la oferta. Sin embargo, la demanda de billetes por parte del público vía home banking se mantiene sólida, según reconocen tanto en los bancos públicos como privados. Y los bonos en dólares tocaron un piso y hace dos semanas que prácticamente no se mueven. Pero los rendimientos siguen siendo muy alto, como lo refleja un riesgo país que se acerca a la zona de 450 puntos básicos (había bajado de los 400 puntos en mayo).
Con este escenario, muchos fund managers salieron a recomendar a los inversores que se suban –con cierta cautela- a una nueva bicicleta financiera: es decir aprovechar que subió el dólar para pasarse a Lebac, que pagan 26,5% anual en pesos. Se trata de una alternativa que presenta cierto riesgo pero que básicamente asume que el tipo de cambio está lejos de desbandarse.
Además de hablar de la actividad, el equipo económico también respalda su optimismo en algunas cuentas muy sencillas, que sólo el resultado electoral de octubre se encargará de determinar si tiene algo que ver con la realidad: "El techo de Cristina es del 35% en la provincia y Sergio Massa rondará el 15%. Si queda un 50% que no fue a ninguna de estas opciones, está claro que ganamos nosotros".
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