Pese a que en los últimos tiempos el Gobierno ha logrado notables avances en la desaceleración de la inflación, aún tiene como asignatura pendiente quebrar la enorme brecha que se produce en los precios desde el primer eslabón de la cadena de producción hasta el que paga finalmente al público.
Como es usual, siempre se trata de cortar el hilo por la parte más delgada, y cada tanto aparecen acciones de fiscalización y control por parte de la Secretaría de Comercio y de Defensa del Consumidor, bajo la sospecha que la brecha mayor se genera en la última parte del eslabón, con aplicación de márgenes de ganancias siderales.
La CACS destacó que el margen de ganancia del sector comercial es similar a la que se aplica en el mundo
Para conocer la realidad, la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CACS) se ocupó desde comienzo del año en analizar la estructura de precios de productos que representan más del 60% de la canasta de consumo de las familias, para determinar el "Costo Argentino".
"La iniciativa surgió en una reunión de directorio en los primeros de días de enero de 2017, cuando un socio comentó cómo podía ser que un kilo de manzana se pagaba a $4,5 al productor, y se venda a $45 al público", dijo en reunión con periodistas el presidente de la entidad Jorge Di Fiori, un par de horas antes de entregar el informe al Jefe de Gabinete de Ministro, Marcos Peña, junto Guillermo Dietrich, vicepresidente II de la CACS; Alberto Grimoldi, vicepresidente III; Mario Grinman, secretario y Víctor Dosoretz, tesorero.
El estudio intenta demostrar que "semejante brecha no obedece a un exagerado margen de ganancia del eslabón comercial. Todo lo contrario, porque se pudo comprobar que se ubica en el promedio internacional. Si influye el denominado costo argentino, que hace que los productos nacionales cuesten hasta el doble o más que en otros países", agregó el dirigente mercantil.
El trabajo de la CACS, desagregado por productos referenciales de ciertos sectores, como la rama de la alimentación, automotriz, textiles, electrodomésticos y productos farmacéuticos, se focalizó en las problemáticas estructurales que afectan las posibilidades de crecimiento sostenido y la competitividad de la economía argentina.
Jorge Di Fiori: “Un factor clave para mejorar la competitividad es recuperar la confianza en el exterior, pero primero debemos recuperarla los argentinos; y para eso se requiere atender a los factores que provocan la distorsión en los costos, con sobrecargas y disfuncionalidades”
"La lógica de buscar resolver los problemas de costos internos a través de devaluaciones periódicas ha mostrado reiteradamente ser ineficaz y nociva para la economía y la sociedad en el corto y largo plazo, al acelerar los precios, generar volatilidad macroeconómica y resentir el consumo y las inversiones", dijo el economista jefe de la entidad, Matías Bolis Wilson.
Uno de los hallazgos del documento es que, según la información relevada por la Cámara a través de sus asociados y otras fuentes secundarias, "los márgenes brutos y netos de comercialización lucen razonables en comparación con las referencias internacionales. Por ejemplo, en el mercado automotor, rondan el 14% –similar al guarismo de EEUU (entre 13,5% y 14,5% según la National Automobile Dealers Association)– y el neto no supera el 2%, mientras que los precios en dólares superan en un promedio de 40% al mercado mexicano y de 30% al mercado chileno. Y algo similar ocurre en otros productos, como los electrodomésticos de línea blanca, los textiles y ciertos productos alimenticios", detalló Di Fiori.
Recomendaciones compartidas
El trabajo concluye que para mejorar la competitividad de la producción nacional y achicar la brecha de precios con el resto del mundo, en particular con países vecinos, pero también con los desarrollados, el sector privado debe mejorar la incorporación de tecnología; intensificar las inversiones para elevar la productividad en las etapas primarias y productivas, y en la diferenciación de productos, entre otros.
Para el sector público estimó que debe encarar rebajas impositivas; mejorar la infraestructura; aumentar los instrumentos financieros para facilitar el acceso a las Pyme, fomentar las inversiones; alentar la transformación productiva y avanzar con la reforma tributaria y laboral.
Y también recomienda acciones conjuntas público-privadas, para fomentar nichos de proveedores, aperturas de mercados; acuerdos comerciales; líneas de financiamiento para el primer tramo de la cadena; inversión y profundización en investigación, desarrollo e innovación.
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