La economía se está recuperando. Un poco más lento que lo esperado, pero ya casi todos los sectores muestran signos de reactivación, con algunas excepciones como la industria textil y la del calzado. El campo y la construcción son, por otra parte, los principales motores de la mejora. Pero en el Gobierno igual hay preocupación: saben que la mejora aún no es percibida por una amplia mayoría.
La causa es básicamente que el consumo no termina de repuntar. Mientras que la mayoría de los indicadores ya muestra variaciones positivas en relación al año pasado, el consumo sigue sin hacer pie. La inflación del año pasado y la acumulada este año todavía supera el aumento de los salarios. Los ajustes de tarifas y en alimentos resultan una carga demasiado pesada para la mayoría de las familias, a las que les resulta cada vez más difícil llegar a fin de mes.
Los aumentos definidos en las últimas paritarias deberían ayudar a revertir este panorama, al menos en el caso de los empleados en relación de dependencia. Pero la inflación no ayuda demasiado. El proceso de "desinflación", como le gusta llamarlo al titular del Central, Federico Sturzenegger, también viene más lento de lo esperado.
“Combustibles, prepagas, dólar y vacaciones impactarán en el índice de inflación de julio. Al Gobierno le cuesta más de lo pensado controlar la suba de precios.
A esta altura nadie duda que las famosas metas 12%-17% resultaron demasiado ambiciosas. Aunque la política monetaria intentó ser un poco más restrictiva, en realidad los altos niveles de déficit fiscal complican los planes. Un nivel de inflación del 20% parece más un piso para el 2017 que el techo. El problema es que en la medida que los precios no aflojen de acuerdo a lo previsto, se complicará la mejora del poder adquisitivo de los salarios que se había estimado para este año. Así es muy difícil que el consumo despegue.
Los pronósticos que marcaban una continuidad de la caída de la inflación en junio no se cumplieron. Con suerte se repetirá el índice de 1,3% de mayo. Pero la medición "núcleo" se mantiene bien por encima del 1,5% por los aumentos de los alimentos. Las principales compañías de consumo masivo (gaseosas, lácteos, galletitas y productos de higiene) entregaron listas a supermercados con aumentos de entre 2% y 8% en los últimos días. Buena parte de esas subas se reflejarán en la inflación del mes que acaba de empezar.
En julio se espera un repunte preocupante, porque todo indica que la inflación volvería al 2%. El índice oficial del INDEC se divulgará el 10 de agosto, sólo tres días antes de que se vote en las elecciones primarias (PASO). El dato ya genera preocupación en la Casa Rosada. El repunte demostrará que una de las promesas de Mauricio Macri de combatir la inflación y llevarla a un dígito aún enfrenta grandes desafíos y está todavía lejos de convertirse en realidad.
¿A qué se debe el salto esperado para este mes? Hay una serie de factores que confluyen:
* Hay algunos aumentos puntuales que impactan en el índice, como expensas luego de las subas salariales de los encargados de edificios, y medicina prepaga (ajuste de 6% autorizado por el Gobierno para este mes).
* La suba de los combustibles de 7% -que rige desde hoy- representa un impacto directo en el IPC (Indice de Precios al Consumidor) de 0,3 puntos porcentuales. Pero además impactará en los costos de las empresas, lo que podría generar nuevas remarcaciones, tal como sucede cada vez que aumentan las tarifas de luz y gas.
* Estacionalmente julio es un mes complicado para los precios, en particular por el impacto de las vacaciones de invierno. Por lo tanto el piso de inflación es por lo general más alto que meses precedentes.
* Aún es prematuro afirmarlo, pero el salto del dólar que rozó el viernes los $ 17 podría generar más aumentos. No sólo en el caso de productos importados, sino también por el costo de reposición de insumos del exterior. Aunque el atraso cambiario preocupaba al Gobierno y a los empresarios, si el salto de la divisa es muy rápido puede impactar en forma casi inmediata en los precios, en particular de los alimentos. El Gobierno ya mostró que le preocupa la velocidad del aumento, tras la intervención del Banco Nación, que salió a vender USD 100 millones el último jueves. Se espera que esta semana los bancos oficiales sigan vendiendo para evitar más volatilidad cambiaria, sobre todo faltando poco más de un mes para las primarias.
* El último factor está relacionado con la política monetaria. Si bien el BCRA mantiene tasas relativamente altas -26,25% la de referencia- igual se nota bastante flexibilidad. A tal punto que el aumento de la cantidad de moneda en poder del público supera el 33%. Si bien puede explicarse en parte por motivos estacionales (por el pago del medio aguinaldo hay más demanda de pesos) igual luce como un salto exagerado si el objetivo es bajar la inflación al 17% este año.
Pero al final del día aparece el déficit fiscal como el gran responsable. Pese a los lineamientos del BCRA, la necesidad de emitir pesos para financiar al Tesoro y para comprar los dólares derivados de las colocaciones de deuda obliga a una fuerte expansión de dinero. Reducir ese rojo fiscal será el gran desafío del Gobierno de cara al 2018 y el gran dato que estarán mirando los inversores para renovar su apuesta por el país.