En un aparte de su estadía en Washington, donde presentó el libro escrito con su hija, que acaba de publicar en inglés la editorial Roudledge, titulado "Las reformas económicas de los '90 en perspectiva contemporánea e histórica", Domingo Cavallo se prestó a responder por correo electrónico este reportaje, utilizando partes del último artículo de su blog.
El cuarto ministro de Economía en la primera presidencia de Carlos Menem fue un actor clave para sacar a la Argentina de la hiperinflación que se manifestó con su máxima expresión a fines de los 80 y se extendió hasta principios de 1991. Hay quienes sostienen, este cronista entre ellos, que lo logró a un costo muy alto de resignar la soberanía monetaria y no lograr que sus sucesores encontraran el camino para recuperar la normalidad macroeconómica sin caer en una nueva crisis. Pero es precisamente este tema el que abordó en esta entrevista a la distancia con referencia a la situación actual.
Sostiene Cavallo (el Mingo para colegas y amigos) que si "se quiere que la economía crezca vigorosamente, hay que enderezar a ese objetivo a las demás políticas. La monetaria sola no lo logrará. Lo máximo que se le puede pedir a la política monetaria es que no acentúe las tendencias recesivas, pero es ilusorio pensar que la estabilización provocará por sí sola crecimiento económico".
En el libro que escribió con su hija explica que "la convertibilidad no significó perder soberanía monetaria sino que creó un mecanismo para que, eventualmente, el Peso Convertible se pudiera transformar en una moneda confiable para la gente y, entonces, el Banco Central pudiera hacer política monetaria enderezada hacia metas de inflación en forma eficaz (este es el único significado correcto de soberanía monetaria). Si completada la reestructuración ordenada de la deuda, en febrero o marzo de 2002 se hubiera dejado flotar el peso sin pesificación compulsiva, es decir, manteniendo la intermediación financiera y todos los contratos en dólares sin alteración, la Argentina seguiría teniendo hoy convertibilidad, es decir libre elección de la moneda, sin tipo de cambio fijo, exactamente como la tiene Perú. Lamentablemente la pesificación compulsiva, decidida en enero de 2002 por Eduardo Duhalde, además de agravar la situación social y económica, como muy bien lo viene demostrando con elocuencia Fernando Iglesias, destruyó esta posibilidad al volver a transformar al Peso en una moneda confiable".
Por eso Domingo Cavallo propuso en su libro de 2004 "Camino a la Estabilidad" que las autoridades del Banco Central de la República Argentina debieran estudiar la experiencia monetaria peruana.
En esta entrevista con Infobae el ex ministro de Economía alerta a que el Banco Central "no se confunda con la experiencia de Chile, México y Colombia", porque considera que esas economías, una diferencia crucial con el caso argentino y peruano, nunca estuvieron dolarizadas, ni de hecho ni de derecho. Y que no cometa "el error de Brasil de basar toda su estrategia estabilizadora en el mantenimiento de muy altas tasas reales de interés".
– ¿Cómo ve la economía Argentina a 17 meses de gestión de Cambiemos?
– Es una pena que mientras el presidente Mauricio Macri consigue muy buena respuesta a su política exterior y hay una mayoría de ciudadanos que desea que pueda hacer un buen gobierno, no esté logrando convencer a la gente de que el rumbo económico va a llevar a buen puerto. Quienes siguen las cuentas fiscales advierten que el Gobierno está tratando de cumplir con las metas que se propuso para 2017 y los datos del primer trimestre sugieren que lo conseguirá. Pero igualmente se preguntan cómo hará para reducir el tamaño del Estado y llevar la presión impositiva a niveles que no ahoguen a la actividad productiva. Y aún no hallan respuesta. Hasta las elecciones, el Gobierno no parece dispuesto a anunciar medidas muy diferentes a las que viene aplicando, pero lo mejor que pueden hacer los funcionarios del equipo económico y del Banco Central es preparar un plan de estabilización y desarrollo para anunciar antes de que termine el año y que pueda implementarse con éxito a partir de enero de 2018.
Domingo Cavallo: “La gente se pregunta cómo hará el Gobierno para reducir el tamaño del Estado y llevar la presión impositiva a niveles que no ahoguen a la actividad productiva. Y aún no halla respuesta”
– ¿Cuál cree es la clave para que la reactivación adquiera vigor y lleguen las inversiones?
– La clave de un buen plan de estabilización y desarrollo está en la coherencia y completitud de los anuncios en materia fiscal, monetaria y de reformas estructurales (reforma de la burocracia, desregulación, privatizaciones, apertura, eliminación de impuestos distorsivos), de tal forma de influir favorablemente sobre las expectativas de todos los agentes económicos, no sólo de los financistas. Para preparar este plan, el Banco Central deberá prestar mucha atención a la experiencia de Perú y prepararse para implementar una reforma monetaria que ponga al peso en competencia (de igual a igual) con el dólar, tanto como moneda de cambio como reserva de valor. La estabilización del nivel general de precios requerirá que se estabilice el tipo de cambio peso/dólar, pero no basado en una gran diferencial de tasas de interés sino en la creciente confianza de la gente en que el peso dejará de perder valor tanto frente al dólar como frente a los bienes y servicios que se comercializan en los mercados del país. La política monetaria deberá basarse en el manejo de la oferta de crédito tanto en pesos como en dólares. Cuando la economía se esté des-dolarizando en forma absolutamente voluntaria, habrá llegado el momento de conducir la política monetaria basada fundamentalmente en el Peso, tal como lo hacen los países cuyas economías nunca estuvieron dolarizadas. Pero si el Banco Central pretende manejar la política monetaria basada en el peso sin que éste compita libremente con el dólar en todo tipo de transacciones, terminará logrando los resultados que obtuviera Brasil en contraposición a los de Chile, Colombia y México.
– ¿Usted cree que el Banco Central no debió haber aumentado la tasa de pases y de Lebacs al principio de abril?
– Yo creo que hubiera sido preferible que siguiera con la tendencia anterior de bajar la tasa de Lebacs lentamente sin cambiar la tasa de pases. Las razones por las que sostengo esto pueden encontrarse en detalle en el último post de mi blog.
– ¿Es una buena opción regular la inflación y la cantidad de dinero con la tasa de interés y la emisión de Letras del Banco Central?
– El aumento de la tasa de Lebac decidida por el Banco Central no va a tener efecto sobre la inflación, sobre todo desde que la misma autoridad monetaria demostró preocupación por la apreciación cambiaria al anunciar que se propone aumentar en un 50% el nivel de reservas externas. Pero tiene un inconveniente adicional: puede demorar la reactivación de la economía. Una forma de explicar mi escepticismo sobre la eficacia de la estrategia estabilizadora que está implementando el Banco Central, sobre todo a partir de la decisión de aumentar la tasa de Lebacs, es mediante una comparación entre el curso de las principales variables macroeconómicas entre marzo de 2016 y marzo de 2017, el primer año completo de aplicación del plan de metas de inflación y el primer año del plan de convertibilidad, marzo de 1991 a marzo de 1992, muestran un notable paralelismo, pero en el primer caso los movimientos respondieron a las altas tasas de interés y en el segundo a la confianza generada en los agentes económicos.
“La suba de la tasas de las Lebac no va a tener efecto sobre la inflación, pero puede demorar la reactivación de la economía”
– ¿Hay que preocuparse por una supuesta aceleración de las importaciones que provoca el tipo de cambio barato?
– Si hay que preocuparse es porque el tipo de cambio barato resulta de muy alto diferencial de tasas de interés en pesos y en dólares. Si el tipo de cambio se estabiliza en un bajo nivel sin altas tasas de interés, simplemente por confianza, la apertura por el lado de las importaciones no sólo no perjudicaría al nivel de actividad sino que lo ayudaría. Esto es precisamente lo que surge de comparar el actual plan de estabilización basado en altas tasas de interés con el plan de convertibilidad que estabilizó del tipo de cambio por confianza. Es precisamente en esta materia que el plan de convertibilidad produjo resultados mucho más positivos que el que está produciendo ahora el plan de metas de inflación. Esto se explica en el último post de mi blog. La sola estabilización del tipo de cambio, que podría haberse logrado como consecuencia sólo de la fuerte entrada de dólares que acontecería desde la apertura del crédito externo sin aumentar la tasa de interés, hubiera permitido lograr la caída de la tasa de inflación que se produjo a lo largo del período marzo de 2016 a marzo de 2017. Por supuesto que hubiera ayudado mucho también el haber puesto al peso en competencia directa con el dólar, habilitando su utilización como moneda de curso legal, tal como ocurre en Perú. La experiencia del plan de convertibilidad demuestra que la estabilización del tipo de cambio era suficiente para lograr la baja de la tasa de inflación al nivel que se logró con el plan de metas de inflación. Pero el haber mantenido la tasa de interés a niveles más bajos, hubiera permitido una re monetización de la economía y un significativo aumento en los préstamos bancarios al sector privado. Se podría haber evitado la recesión y, probablemente, se hubiera conseguido un crecimiento positivo.
– ¿Usted no comparte la política del Banco Central de metas de inflación basada en la tasa de interés?
– No he presentado este argumento como crítica a la gestión del Banco Central. Sus decisiones son entendibles ante la incertidumbre sobre si iban a entrar capitales y el riesgo de que se perpetuara por simple inercia la aceleración inflacionaria que provocó la unificación cambiaria y el reajuste de precios relativos: prefirió ser muy conservador en materia de tasas de interés y control monetario. Pero acumulada una experiencia de 12 meses y no siendo descabellado pensar que luego de las elecciones el Gobierno deberá lanzar un plan más ambicioso de estabilización y desarrollo, vale la pena repensar el esquema de estabilización para que la economía crezca vigorosamente. Se necesitan profundas transformaciones estructurales, comenzando por la reforma fiscal y del Estado, la eliminación de regulaciones ineficientes, la buena regulación de la economía cuando los mercados no resuelven bien los problemas de asignación de recursos y, necesariamente, la apertura equilibrada de la economía. A esto me refiero cuando digo que lo que se necesita es un plan de estabilización y desarrollo y no sólo una buena estrategia estabilizadora.