Ser propietario tiene sus beneficios. No sólo porque le despeja al titular la incertidumbre que le despierta cada vez que tiene que renovar el contrato de alquiler en una economía que le cuesta quebrar una larga historia de elevada inflación, sino porque el costo de vida de los inquilinos ha demostrado ser sustancialmente mayor.
De ahí el objetivo que se ha propuesto del flamante presidente del Banco Nación de lograr que "todos sean propietarios", a través del acceso al crédito hipotecario al que están embarcadas las principales entidades del sistema, tanto del sector público como privado.
Así quedó demostrado en la estimación del valor de cierre de 2016 del promedio de gasto de los hogares en la Ciudad de Buenos Aires por parte de la Dirección General de Estadística y Censos de CABA, aun cuando en términos de variación con el año anterior fue similar, poco más de 38%.
Una familia que debe pagar un alquiler gasta un 25% más que una similar que es propietaria de la vivienda
Según el relevamiento mensual de la DGEC, mientras que una familia promedio, integrada por dos adultos y dos menores propietaria de la vivienda, gastó $17.435, dividido en $7.323 en alimentos y bebidas; y $10.110 en otros bienes y servicios públicos y privados; un hogar similar, pero que debió hacer frente al pago de un alquiler, su presupuesto se elevó a 21.746 pesos.
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La diferencia se originó exclusivamente en un gasto promedio de $4.310 en la renta de la vivienda, al que se agrega, como el de los propietarios, la estimación de un pago mensual de expensas por algo más de 1.230 pesos.
Como único consuelo para los inquilinos, la estadística de la Ciudad reveló que su gasto creció un par de décimas menos que los titulares de la vivienda, porque el alquiler medio se incrementó 36%, dos puntos porcentuales menos que la variación del presupuesto total, que en su caso fue de 38,2% y en el de los propietarios del 38,6 por ciento.