La inversión del verano: Letes mata Lebac

La última licitación de las letras en dólares emitidas por el Tesoro fue récord. Qué hay que saber antes de comprar

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Banco Central de la República Argentina (Adrián Escandar)
Banco Central de la República Argentina (Adrián Escandar)

La licitación de Letes que el Ministerio de Finanzas llevó adelante el jueves arrojó resultados sorprendentes: a través de este instrumento de deuda de corto plazo consiguió USD 1.348 millones, pero además se alcanzó un récord de órdenes de compra que superó las 6.700 millones de dólares.

Las Letras de Tesorería son emitidas por el Gobierno para cubrir las necesidades financieras del año. A diferencia de lo que sucede con otros bonos, los compradores no son grandes fondos internacionales, bancos o inversores institucionales locales, sino pequeños y medianos ahorristas locales.

El fenómeno está íntimamente ligado con el aumento de los plazos fijos en dólares que se produjo el año pasado y que llevó el stock a un récord. A fin de año ya había USD 20.000 millones, la gran mayoría del público. Este gran salto se explicó por el fin de las restricciones cambiarias en los primeros meses de 2016 (la salida del cepo) y luego por el blanqueo, que obligó a miles de argentinos a sacar los dólares del colchón y depositarlos en un banco.

“Además de la tasa del 3% en dólares, el inversor puede comprar Letes al tipo de cambio mayorista que se ubica en en $15,85”

La tasa de las Letes son atractivas para ese pequeño ahorrista que tiene sus dólares en el banco y le pagan con suerte un 0,5% anual. El Tesoro remunera esta inversión con una tasa de 3% anual para el plazo de tres meses y de 3,3% anual a seis meses, por lo que no hay mucho para pensar.

Además, desde el punto de vista impositiva ambos instrumentos, el plazo fijo en dólares y las Letes, son equivalentes: ambos eximen al ahorrista del pago de Ganancias y de Bienes Personales.

Hay otra gran ventaja para el pequeño ahorrista. La compra de Letes se puede efectuar con pesos y se toma en cuenta el tipo de cambio mayorista, mucho más conveniente que el que publican los bancos o casas de cambio. Por lo tanto, muchos lo utilizan como una forma indirecta de comprar dólares baratos. Quienes compraron Letes con pesos en la última licitación lo hicieron a $15,82, cuando en los bancos figuraba a 16,10 pesos.

Para ahorristas que siguen pensando en dólares, las Letes resultan más atractivas hoy que las Lebac, es decir los títulos también de corto plazo que emite el Banco Central. Estos últimos son en pesos y la tasa de interés viene cayendo aceleradamente, ubicándose ahora por debajo del 24% anual. Si bien todo indica que ese rendimiento le ganará a la inflación y a la evolución esperada del dólar en el año, no son tantos los pequeños inversores dispuestos a asumir el riesgo.

El fuerte volumen operado en la reciente transacción posiciona a las Letes con comodidad como la "inversión del verano". Todo indica que el fenómeno no se agotará con el calor, sino que perdurará durante todo el 2017.

La colocación de estos títulos de corto plazo resulta un "win-win", un fenómeno con el que todos ganan: el inversor porque obtiene una tasa de interés en dólares muy superior a la que paga el banco. Y el Gobierno porque se financia barato.

Según las estimaciones de consultoras privadas, el salto que tendrá el stock de Letes será enorme este año. El stock actual de USD 7.500 millones saltaría a por lo menos USD 15.000 millones. Todo fondeado por los plazos fijos bancarios. Sin exagerar, se trata de un producto clave que le permitirá al ministro de Finanzas, Luis "Toto" Caputo, conseguir en buena medida lo que precisa para cubrir el bache fiscal de este año a través del mercado interno.

Pero no todo es color de rosa. La inversión en estos títulos también conlleva riesgos. En 2001 el Tesoro también tenía un programa de emisión de Letes a corto plazo, que cayó en default junto con el resto de los bonos argentinos. Un ahorrista que había invertido en un título a seis meses en dólares terminó recibiendo otro bono al 2033 cuatro años después. Hoy los riesgos de volver a caer en un episodio de esas características son ciertamente menores.

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