Como un impensado efecto dominó, la polémica adjudicación de los remolcadores de los buques gasificadores a una empresa local que no tiene esos equipos y que se alió con Maersk de Dinamarca en detrimento de las compañías domésticas, la Argentina está por padecer problemas con el abastecimiento de combustible a las usinas térmicas de generación de energía eléctrica.
El Centro de Capitanes de Ultramar, que tiene 800 afiliados y está liderado por Marcos Castro, hizo su segunda huelga de 48 horas. Siempre comienzan los sábados para que no haya posibilidades de conciliación obligatoria. Ellos rechazan la propuesta de 35% de aumento de parte de la Federación de Empresas de Navegación (FENA).
Como los capitanes, que ganan más de $100 mil mensuales y tienen francos que suman seis meses anuales, son considerados funcionarios públicos por sus responsabilidades a bordo, están cerca de cometer el mismo delito que llevó al "Caballo" Suarez a prisión: extorsión y entorpecimiento de la navegación.
El problema es que los empresarios no pueden dar más aumento porque con la llegada de Maersk y de una empresa filipina al puerto de Necochea, están fuera del mercado.
Las empresas locales no tienen posibilidades de competir porque tienen convenios laborales que representan costos más altos, además de ventajas extrasalariales como los francos que incrementan notablemente los costos. Los beneficios conseguidos durante la administración kirchnerista se hacen sentir con la política que aplica Guillermo Dietrich, el ministro de Transporte, para bajar los costos de operación en los puertos locales.
Los empresarios no pueden dar más aumento porque con la llegada de Maersk y de una empresa filipina al puerto de Necochea, quedaron fuera del mercado
Los representantes de FENA dialogaron con Castro y le explicaron que las empresas van a reducir puestos de trabajo porque Dietrich está privilegiando a las empresas extranjeras como lo demostró en la adjudicación del remolque de los gasificadores. Este evento tuvo irregularidades que han disparado juicios en contra del Estado y observaciones de la Oficina de Anticorrupción.
Cabe recordar que Maersk cumple tareas de remolque a buques de hidrocarburos en Malvinas. Esta actividad, que por ley le impide participar en sus licitaciones, fue ignorada por Guillermo Dietrich.
Pero el favoritismo quedó de relieve cuando llegaron los remolcadores de la compañía dinamarquesa, a la que se le hizo los papeles en tiempo récord. No pasaron la inspección de prefectura y están siendo reacondicionados en astilleros.
Por eso desde el 1 de octubre, el servicio de remolque lo presta provisoriamente Transona, la empresa que demanda al Estado y entró segunda en la licitación. No se conoce que el Gobierno haya multado a Maersk por el incumplimiento en el servicio.
La huelga de los capitanes continuará hasta hoy. Mañana reanudarán las actividades, pero el conflicto sigue y pone en peligro no sólo el normal abastecimiento de combustible, sino la actividad de las usinas térmicas de generación de electricidad. Los cortes de luz pueden ser una consecuencia de la huelga.