Esta mañana se conoció que Oliver Hart -de 68 años, nacido en Londres y nacionalizado estadounidense- y el finlandés Bengt Holmström -de 67, oriundo de Helsinski-, ganaron el Premio Nobel de Economía 2016 por "sus contribuciones a la teoría de los contratos".
Sin embargo, para hablar con precisión habría que decir que en realidad ambos se quedaron con el "Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel", instaurado por el banco central sueco y que se entrega desde 1968 con motivo de su 300° aniversario, a imagen y semejanza de los auténticos Nobel.
El denominado Premio Nobel de Economía en realidad no es tal, a pesar de que, como el resto, es entregado anualmente por la Real Academia de las Ciencias de Suecia. ¿La razón? El galardón no es otorgado por la Fundación Albert Nobel como los de Física, Química, Fisiología y Medicina, Literatura y de la Paz que comenzaron a entregarse desde 1901.
La historia cuenta que cuando Alfred Nobel (1833 -1896) dejó como legado destinar su fortuna a premiar aquellos campos que hacían mejor al ser humano, jamás pensó en la Economía.
El mal llamado Nobel de Economía no formaba parte de la nómina de aquellos rubros que, originalmente, estaban nombrados en el testamento de Alfred Nobel: de acuerdo con algunos historiadores, él no simpatizaba con la economía ni con las finanzas.
Peter Nobel, uno de los herederos de Alfred, escribio un artículo -publicado el 10 de diciembre 2004 en el diario sueco Dagens Nyheter– en el que afirmó que "el verdadero nombre es Premio del Banco de Suecia de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel", pero no se trata de un Nobel, aunque lo entregue la Real Academia de Suecia.
El Premio Nobel es un galardón creado en su testamento por el inventor de la dinamita, Alfred Nobel, para reconocer y premiar a las personas con un desempeño sobresaliente durante su vida en distintas áreas.
La entrega de estos premios se realiza, año tras año, desde 1901. El premio es entregado por el Rey de Suecia y, además del prestigio que otorga, se entrega un reconocimiento económico de diez millones de coronas suecas, que representan, más o menos, un millón de dólares, para que el galardonado o galardonada pueda continuar desarrollando su trabajo sin preocupaciones de tipo económico.