En Argentina creció la pobreza mientras el resto de la región la redujo

En la última década América Latina aprovechó la expansión económica para mejorar sus indicadores sociales, pero en nuestro país aumentó el número de pobres e indigentes a pesar de los subsidios y asignaciones

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(Reuters)
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En junio de 2015 la ex presidente Cristina Elisabet Kirchner aseguró en la sede de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), en Roma, que la pobreza "está por debajo del 5% y la indigencia en 1,27%, lo que ha convertido a la Argentina en uno de los países más igualitarios".

El deliberado error de esa afirmación, en base a los datos adulterados del INDEC, quedó al descubierto con la normalización del índice oficial, que reveló que al primer semestre de 2016, ya con Mauricio Macri en el gobierno, la pobreza había aumentado al 32,2% de la población y la indigencia, a 6,3 por ciento.

"Al igual que con las cifras de desempleo, el 'blanqueo de la pobreza' vino a echar luz donde había oscuridad y cifras manipuladas desde hace 10 años", apuntó un informe de la Invecq Consulting. "Si bien la última medición de pobreza del INDEC había sido publicada en el primer semestre de 2013, bien sabido era que esas cifras no reflejaban en absoluto la realidad económica-social de la población argentina desde el año 2007, cuando todo el Instituto de Estadísticas fue intervenido por funcionarios del gobierno de turno", agregó.

En la última década la pobreza en Argentina aumentó, aún con la mejora experimentada en la actividad económica durante ese período. En el primer semestre de 2006 el INDEC informó que un 26,1% de la población argentina era pobre. Según datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, esa tasa se ubicó en 29% al finalizar 2015, con la salida de Cristina Kirchner del poder. La recesión y la inflación de 2016 llevaron a la pobreza por encima del 30% a mediados de año.

Sin embargo esta tendencia estuvo lejos de lo que sucedió en la región, que aún con una estructura económica y social similar a la Argentina aprovechó el crecimiento económico de la última década para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Según el Banco Mundial, que elabora sus informes en base a la información oficial disponible, Brasil redujo la pobreza del 17,3% de la población (2006) a 7,4% (2014). Con notorios problemas políticos y económicos, la tasa del país vecino luce muy baja en comparación a la Argentina, seguramente por diferentes metodologías de medición, pero la tendencia declinante es clara.

Según la CEPAL, un 13,7% de la población de Chile era pobre en 2006. Los datos oficiales más recientes de la encuesta CASEN (Caracterización Socioeconómica Nacional) la situaron en 11,7% en 2015.

Varios países sudamericanos que hace diez años tenían una proporción de pobres mayor que la Argentina hoy muestran datos mejores que los nacionales.

Según datos del Banco Mundial, Ecuador bajó la pobreza de 36,7% (2007) a 22,5% (2014); Uruguay, que sólo mide pobreza urbana, la redujo de 29,6% (2007) a 9,5% (2014). En Paraguay el número de habitantes que no accedía a la canasta básica de bienes y servicios cayó de 41,2% (2007) a 22,6% (2014), mientras que en Perú se redujo de 42,4 a 22,7 por ciento en el mismo lapso.

En 2006 y 2007 Colombia tuvo problemas de compatibilidad estadística que impidieron la comparación histórica, pero el Banco Mundial informó que la pobreza alcanzó en 2008 al 42% de la población, mientras que en 2015 cayó al 27,8 por ciento.

En Bolivia también se registró un notable retroceso de la pobreza. Aunque mantiene tasas superiores a la Argentina, descendió del 60,1% de la población en 2007 a 39,3% en 2014.

Venezuela, Bolivia y Argentina tienen las tasas de pobreza más altas de la región

El aumento de la pobreza en Argentina no es un fenómeno de los últimos meses. Ya a fines de 2014, que fue un año de inflación cercana al 40%, la pobreza afectaba al 28,7% de la población urbana, según datos del Observatorio de la Deuda Social.

"Seguramente que la manipulación de las estadísticas junto con las tentaciones que genera el oportunismo y altas dosis de conformismo contribuyeron a sobreestimar los impactos del asistencialismo", expresó Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA). Entre otros puntos, destacó que "es fundamental combatir la inflación para que se estabilice el costo de la Canasta Básica Alimentaria. Con precios crecientes es muy difícil evitar que el poder de compra de las prestaciones sociales se erosione".

"Limitándose a repartir dinero no se logrará erradicar la indigencia ni mucho menos la pobreza. Además de ayuda social, se necesita estabilidad de precios, maternidad responsable y facilitar la inserción laboral de las mujeres", enfatizó Jorge Colina.

Más dramático que el caso argentino es el de Venezuela, el otro país de la región que no pudo sostener en materia social los beneficios de un ciclo económico inédito por la mejora de los términos de intercambio con el resto del mundo. En 2007 la pobreza afectaba al 33,6% de los venezolanos, con una mínima reducción a 32,1% hacia 2013.

El último dato oficial del Instituto Nacional de Estadística (INE) venezolano señaló que la pobreza alcanzó al 33,1% de hogares en el primer semestre de 2015. Estimaciones privadas como las de la ONG Provea (Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos) entienden que esta tasa abarcaba entonces al 39,7% de la población, debido a que los hogares pobres cuentan con mayor número de integrantes que los de más poder adquisitivo.

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