El surcoreano Duck Hee Lee es un tenista de 19 años, número 147 del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (o como es popularmente conocida, ATP). Se lo considera un jugador con un promisorio futuro por sus condiciones. También se lo señala como un ejemplo de perseverancia y superación, ya que es sordo de nacimiento.
Quizá su historia sirvió de inspiración para Alex Hunt, un tenista neozelandés que acaba de sumarse a la rica historia del deporte blanco tras ser el primer jugador con un discapacidad física que obtiene un punto ATP. En el Future Guam F1 derrotó a Christopher Cajigan, de las Islas Marinas del Norte, con un categórico y contundente 6-0 y 6-0, en apenas 48 minutos. A los 23 años, este joven alcanzó su principal meta, la de inscribir su nombre en la clasificación profesional (figura en el ránking en el puesto 1784) y va por más.
Hunt nació con la falta de la mitad de su brazo izquierdo. Desde niño se acostumbró a utilizar una prótesis y la adaptó como una parte más de su cuerpo. A los tres años comenzó a incursionar en el mundo del tenis, una pasión que comparte con su familia. Primero, se trataba de un hobby. Pero luego, a diferencia de su entorno, se tomó la actividad no como un pasatiempo, sino como una puerta hacia el futuro. Se decidió a competir en serio, a sacudir la historia, sin dejar que la limitación física fuese un impedimento. Con un arduo trabajo se preparó especialmente para ir tras el objetivo anhelado, que cumplió hace unos días. La disciplina, el esfuerzo y la voluntad fueron claves innegociables que lo llevaron a realizar el sueño.
La relación con el tenis competitivo comenzó hace 14 años. El primer paso fue salir de Nueva Zelanda, un país con escasa tradición en el deporte. Se mudó a Estados Unidos para jugar en el Saint Mary's College de California, donde pasó cuatro años tras recibir una beca de 20.000 dólares. Disputó varios torneos ITF (Federación Internacional de Tenis), pero no consiguió pasar la instancia previa al cuadro principal en ninguno de ellos. Sin embargo, cada escollo no perturbó el camino hacia el codiciado deseo.
Por el momento se maneja de manera independiente. Todavía no tiene ni entrenador ni patrocinador que apoye económicamente. Se solventa sus gastos y entrena por su cuenta. Está abierto a toda recomendación en cualquiera de los temas: "Recibo consejos de todo el mundo. Aprendo de quien me rodea", dijo al periódico Stuff. Respecto a lo deportivo, cuenta que se refleja en su ídolo Roger Federer, con el que sueña con jugar algún día. Y que como estilo le encanta "jugar en la red".
Para el oceánico, ahora es tiempo de continuar progresando para ir en búsqueda del siguiente y ambicioso paso: jugar un Grand Slam. Aunque todavía es una mera ilusión, quiere participar en alguno de los cuatro torneos más importantes del circuito. Y, más allá de los deseos personales, concienciar al público de que las personas con problemas físicos también tienen lugar en el deporte de máximo nivel.
LEA MÁS:
Fútbol en silla de ruedas, una disciplina con cada vez más adeptos
Las conmovedoras historias de argentinos con discapacidad distinguidos como ejemplo de superación
Historia de superación: no tenía corazón, pero igual se convirtió en una figura del fitness
Una novedosa prótesis para las necesidades físicas y emocionales de los amputados
El inspirador joven con parálisis cerebral que compite en la prueba más difícil de triatlón
La historia del joven con síndrome de Down que se convirtió en fisicoculturista