Agustín desborda optimismo por todos lados. No es un chico normal: paradójicamente su accidente lo movilizó más que nunca para seguir su vida adelante, prometiéndose cumplir todos los objetivos que se propuso desde chico.
El 10 de enero de 2012, a sus 18 años y a casi un mes de terminar la secundaria, un mal giro sobre su cuatriciclo en las dunas de arena de un famoso balneario, en Cariló, terminó en tragedia. Agustín quedó cuadripléjico, pero su historia es mucho más que el "chico que tuvo un accidente".
Es hermano, es hijo, es amigo y, sobre todo, es un luchador. Se describe a sí mismo como alguien al que le gusta la adrenalina y la velocidad.
"Me gustan mucho esas cosas, me gustaron siempre antes y después del accidente", reconoció en diálogo con Infobae.
Sus pilares en la vida es su familia, compuesta por sus padres y su hermana Sofía. Estudia la carrera de Ingeniería Mecánica en Córdoba, pero por su condición tiene un cronograma alternativo: "Vengo bien, estoy entre tercero y cuarto año de la carrera. No es que haya tenido que recursar materias, sino que por mi condición curso menos tiempo porque sino me fatigo mucho". Agustín pertenece a la Selección Argentina de Powerchair, un espacio que le permite seguir practicando una de sus actividades preferidas: jugar al fútbol.
Hace poco, un usuario de Facebook se comunicó con Agustín para plantearle una idea que le devolvería un poco de la adrenalina que sentía antes: le propuso manejar un drone con un innovador sistema.
Daniel Sequeiros es un ingeniero aeronáutico que hizo posible que Agustín esté considerando incluso participar en carreras de drones, una actividad que descubrió tras participar del seleccionado argentino de Powerchair, fútbol adaptado para personas en sillas de ruedas.
Daniel creó un sistema de control de vuelvo que mide los movimientos de la cabeza y los transforma en controles para el drone. Otro dispositivo se coloca en la boca y cuando él muerde acelera, va más alto o más bajo. Esto le permite tener todo el control del drone y moverse libremente por donde quiera.
A su vez, las cámaras que están colocadas en el dispositivo transmiten la imagen a sus lentes, casi como el sistema de realidad virtual dando la sensación de que esta volando encima del aparato volador.
Lejos de querer publicitar la idea o de conseguir regalías a cambio, Daniel pretende que este entretenimiento se vuelva popular para que cualquier joven cuadripléjico pueda volver a disfrutar la adrenalina y la velocidad, como Agustín.
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