En 2012 Andrew Jones recibió una dura e inesperada noticia: fue diagnosticado con miocardiopatía hipertrófica, una enfermedad que afecta los músculos cardíacos y provoca que aumenten y se inflamen, lo que perjudica el bombeo de la sangre para todo el cuerpo y causa eventualmente un paro cardíaco. La condición hubiese resultado un impedimento para casi todos. No para él.
Para este joven estadounidense no fue más que un escollo en el camino por perseguir su meta, siempre ligado al mundo del deporte. Fisicoculturista, amante del mundo fit, el oriundo de la ciudad de Farmington, en Connecticut, refleja su pasión a través de las redes sociales, donde demuestra las notables condiciones atléticas.
La única posibilidad para seguir con vida era un trasplante. Pero ante la falta del nuevo corazón, los médicos debieron actuar. Decidieron implantarle un dispositivo de asistencia ventricular, que ayuda de manera mecánica el bombeo de la sangre. Este dispositivo lo tenía conectado a una mochila, que Jones llevaba consigo las 24 horas del día.
Pese a su condición, jamás bajó los brazos. De hecho, se tomó cada una de sus experiencias con mucho humor. Por ejemplo, en algún momento se autodenominó "el zombie más atractivo del mundo". O también subía fotos acompañadas de frases jocosas: "En la noche conecto el teléfono a la energía y después me conecto a mí mismo".
Continuó su vida como si nada hubiese ocurrido. Transmite sus vivencias en las redes sociales, ganando mucha popularidad. En Instagram, donde tiene más de 43 mil seguidores, sube constantemente fotos en las que muestra su dura manera de entrenar en el gimnasio, lo que lo convirtió en un verdadero ejemplo e inspiración para muchas personas que dejan su mensaje de aliento en cada publicación.
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Jones formaba parte de las casi 120.000 personas que se encontraba en la lista de espera por órganos. Tiempo después (el 21 de septiembre del año pasado), recibió el esperado trasplante. Cuatro años pasaron sin el corazón. "Esta es mi vida por ahora. Puedo estar triste y sentir lástima por mí, o puedo seguir haciendo las cosas que amo, de la mejor manera que pueda", decía como lema de vida durante aquel periodo.
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