Los años de lucha reflejados en la voz de una mujer. Su tono no admite confusiones: no está cansada ni es muy temprano para atender a Infobae, es el agotamiento de una pelea que la tiene batallando por su sobrino, Alfredo Pereyra, quien tiene retraso madurativo y sufre múltiples maltratos en la clínica donde se encuentra internado. Desde el silencio, quienes no la escuchan ni responden solo quieren que claudique. Que pierda la pelea.
Ana María Pereyra es todo para Alfredo. Literal. Con 37 años, su única esperanza está depositada en su tía, quien pone el grito en el cielo para encontrar una solución: "Necesito una ayuda sincera. Me gustaría que alguien me de una respuesta, para que lleven a mi sobrino a un lugar mejor", dijo Pereyra, quien busca sacar a Alfredo de la Clínica Psiquiátrica Roque Arditi Rocha, en Villa Adelina.
Entre las denuncias que radicó Ana María Pereyra, la "sobremedicación, el hacinamiento y la pérdida de ropa constante" son los factores que Alfredo padece hace años, producto de la falta de control en la clínica.
"Hay miles de falencias: alimentación, pérdida de ropa, enfermeras sin título. Cuando me reuní por última vez con el director, me dijo: 'Alfredo tiene una cara feliz', mostrándome una foto de él. Me amenazó con no firmarme más la supervivencia, que los familiares me iban a denunciar y que todo el personal estaba enojado conmigo. Era todo mentira. Le dije que él actuara como quiera", explicó Ana María.
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— infobae (@infobae) 9 de marzo de 2017
Además agregó: "El director nunca está en la clínica y no tiene título de médico. Allí vive la hermana, que tampoco tiene título, y la única médica no es psiquiátrica, sino clínica. Y no vive allí. Estuve averiguando y a muchos les pasa. Hice denuncias en el PAMI central y en el de San Martín para que averigüen la desidia que se vive allí. Hice una denuncia penal, pero todo queda en la nada".
Mientras tanto, las cosas pasan. La realidad deteriora la vida de Alfredo, que tiene un ángel a sus espaldas para que no caiga y viva de la mejor manera posible. "Para mí también es difícil, porque sin mí el no estaría más. Yo lo veo y lo observo constantemente para dejarle una vida mejor".
Las reiteradas denuncias de Ana María están en la justicia. Una de ellas fue a uno de los psiquiatras que trabajaba en la clínica, quien agredió a Alfredo y debió realizar tareas comunitarias y pagar 9 mil pesos. "La plata no me interesa, así me den un millón de pesos, solo quiero que saquen a Alfredo de ahí".
"Perdió dos dientes por una pelea producto de estar mezclado con gente anciana o personas con problemas de drogas. El no tiene que estar ahí. Tiene que estar en una clínica para su patología. Pero lamentablemente, lo que te contesta PAMI, es que no hay lugar", aseguró su tía.
La lucha se convierte en sufrimiento y la desidia en costumbre. Alfredo tiene una discapacidad pero es consciente de lo que padece, por lo que su vida mejoraría muchísimo si se lo ubicara en una clínica adecuada, con todos los cuidados necesarios.
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