Un grupo de investigadores de la Clínica Mayo en conjunto con expertos de la Universidad de California (Los Ángeles, EEUU) desarrollaron un dispositivo que promete revolucionar la historia científica. La nueva invención le permitió a un discapacitado, diagnosticado con parálisis desde hace tres años, mover voluntariamente las piernas e incluso volver a dar unos pasos.
Este nuevo elemento tecnológico, empleado en combinación junto a una serie de técnicas de rehabilitación, abre una esperanza para los pacientes. Con ayuda del dispositivo implantado en la médula ósea y llevando una terapia basada en la actividad física intensa, un individuo examinado pudo ponerse de pie y realizar algunos movimientos escalonados. Los resultados fueron presentados en la revista Mayo Clinic Proceedings.
Con una lesión en la sexta vértebra torácica, el paciente, de 26 años de edad, no podía moverse o sentir nada por debajo del torso al momento de comenzar la prueba. Los expertos iniciaron la terapia física durante 22 semanas con tres sesiones de entrenamiento semanales para reforzar los músculos y prepararse para la estimulación de la médula espinal.
Tras ello, fue sometido a cirugía: le implantaron un electrodo en el espacio epidural, cerca de la médula espinal y por debajo de la zona lesionada. El electrodo está conectado a un dispositivo controlado por ordenador -debajo de la piel en el abdomen del paciente- que envía impulsos eléctricos a la médula espinal, permitiendo al paciente moverse.
Tres semanas después de la cirugía, el paciente retomó la terapia física. En solo dos semanas fue capaz de controlar sus músculos estando acostado de lado, pudiendo mover las piernas; estar parado de forma independiente, apoyando los brazos en las barras para mantener el equilibrio; y hacer movimientos escalonados estando de pie.
El dispositivo fue aprobado por la Food and Drug Administration de EE.UU. para su uso. "Estamos muy emocionados, ya que nuestros resultados fueron más allá de nuestras expectativas. Estos son los resultados iniciales, pero nuestro objetivo es que el paciente siga progresando", expresó eufórico Kendall Lee, autor principal del trabajo. De todos modos, el científico advirtió que se necesita más investigación.
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