Su carrera es excepcional. Antes de debutar en la primera de River, Marcelo Bielsa llamó a Leonardo Astrada (DT millonario en ese entonces) para convocarlo a la Selección mayor. Desde allí, Javier Mascherano escribió sus pergaminos y jugó en cuanto torneo le pusieron enfrente. En Núñez duró muy poco y pasó al Corinthians, antes de dar el salto al Viejo Continente: West Ham, Liverpool y Barcelona, donde lo ganó todo, lo esperaban.
Pero hoy la realidad es muy distinta y el hombre que se convirtió en indiscutido en cada equipo que jugó, incluyendo los últimos procesos del combinado nacional, vislumbra a lo lejos la recta final de su carrera y perdió algo de protagonismo. Las estadísticas en el amanecer de esta temporada hablan por sí solas y la consideración de Jorge Sampaoli invita a pensar que hoy por hoy es prescindible en la Albiceleste.
El Jefecito tuvo escasa participación en los amistosos de pretemporada con el Barça y apenas jugó dos partidos completos de los siete que lleva el conjunto dirigido por Ernesto Valverde. Fue titular en la revancha por la Supercopa española ante Real Madrid (derrota 2-0) y actuó los 90 minutos frente al Betis, en el estreno por La Liga (victoria 2-0). Luego permaneció en el banco de suplentes en los otros cinco cotejos, incluido uno por Champions League ante la Juventus. Y hoy fue inicial otra vez con el Eibar.
Una lesión en su rodilla derecha le impidió estar presente en el debut de Sampaoli en Argentina, durante la gira por Oceanía y Asia que tuvo amistosos ante Brasil y Singapur. Pero en la segunda convocatoria su apellido figuró, aunque quedó relegado entre los relevos para el primer partido ante Uruguay por Eliminatorias y recién pisó el césped en el segundo contra Venezuela, para reemplazar al suspendido Gabriel Mercado.
Pese a estar desacostumbrado a ver los partidos desde afuera, en España aseguran que Masche no pierde la paciencia y se entrena más fuerte que nunca, con la misión de estar preparado para cuando sea requerido por sus técnicos de turno. Su actitud es ejemplar y contagia a sus compañeros, según Mundo Deportivo. En la Selección sucede algo similar y el cuerpo técnico no pasa por alto ese detalle pensando en el Mundial de Rusia 2018.
Sus números lo avalan: más de 700 partidos como profesional, 19 títulos y dos medallas de oro olímpicas. Líder adentro y también afuera de la cancha.
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