Un minuto antes de que Lionel Messi participara en el segundo tanto del Barcelona ante la Juventus, tuvo un entredicho con el árbitro que derivó en su amonestación, mientras promediaba el complemento.
La Pulga recuperó una pelota cerca de la mitad de cancha y provocó la infracción del bosnio Miralem Pjanic, quien en su afán de detenerlo suprimió el contragolpe del Barça. Al instante, el rosarino fue en busca de la posición del juez, que entendió que la falta del hombre de la Vecchia Signora no ameritaba tarjeta.
Messi lo tomó levemente del hombro y reclamó con su puño en el aire la amonestación, lo que llevó al esloveno Damir Skomina a sacarle la amarilla. Incrédulo, el autor del doblete de los catalanes en el estreno por la Champions League, lanzó una risa irónica y continuó con el pedido. Andrés Iniesta, capitán, se sumó a dialogar con el árbitro pero no hubo caso: Pjanic fue indultado.
El mejor jugador del mundo se desquitó: un cuarto de hora después marcó el segundo gol de la noche.
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