Para la mayoría de la gente, La Salada es el reino donde se puede comprar ropa de calidad diversa a buen precio. Pero para un grupo más pequeño integrado por conspicuos barrabravas, La Salada es la tierra prometida, el lugar donde a través de sus contactos políticos y policiales llevaron adelante un montón de negocios ilegales de extraordinaria rentabilidad.
¿Cuáles? La extorsión a los feriantes, el manejo de los puestos callejeros, el robo a los contingentes que llegaban con mucho dinero desde el interior, la venta de drogas y el estacionamiento pago.
Negocios que la Justicia agrupó en dos causas por asociación ilícita con una facturación cercana a los 600.000 pesos por día. Y teniendo en cuenta que La Salada abre 10 jornadas al mes, la cifra es escalofriante: 6.000.000 de pesos. Suficiente para coimear a los policías, financiar campañas políticas y tener cobertura e impunidad.
Por esto cayeron los dos dueños de La Salada: Jorge Castillo, el mes pasado, y Enrique Antequera, el jueves por la noche. Pero por detrás de ellos, como castillos de naipes, cayeron los barras de Boca, River, Los Andes y Temperley que hicieron fortuna.
Y acá está su historia.
La Doce delegó el manejo de su negocio en La Salada en uno de sus hombres clave: Marcelo Aravena, alias "el Manco", quien ingresó a la barra a comienzos de los 90, llevado por su padrastro, Miguel Ángel Cedrón, quien fue asesinado en una interna de La Doce en Mar del Plata en el 2000, en la previa de un superclásico de verano.
Aravena escaló rápido en el poder gracias a su ascendencia sobre el grupo del sur del Conurbano y su afición violenta por las armas: fue encontrado culpable del asesinato de dos hinchas de River en 1994, Walter Delgado y Ángel Vallejos, y condenado a 18 años de prisión.
Cuando salió, rearmó su grupo y avisó que iba a ir por todo cuando tiroteó en plena Casa Amarilla al grupo de Rafael Di Zeo y Mauro Martín, mientras estos jugaban un partido en el predio cedido por el club.
El resultado fue la unión de los tres bandos en 2015, para volver a manejar La Bombonera. Y aunque no tenía derecho de admisión por su pasado, Aravena varias veces logró ingresar a la cancha y pararse en el paravalanchas oficial junto a Di Zeo, Martín y su lugarteniente, Santiago Vélez Robles, que también cayó este jueves por la causa La Salada.
Vélez Robles en realidad es de Parque Patricios, pero rápidamente entendió que el kiosco que tenía en Capital Federal era menos rentable que unirse al grupo de Lomas de Zamora y le dejó la venta de caramelos a su hermano para instalarse en un ámbito bastante más turbio. Ambos, además, ya habían tenido problemas con la Justicia el año pasado, cuando tras la semifinal de Copa Libertadores entre Boca e Independiente del Valle en Ecuador, fueron detenidos en Quito por comprar en un shopping con dinero falso artículos de electrónica valuados en 4.000 dólares.
¿Cómo llegaron a La Salada? Fue hace diez años, cuando Aravena le ofreció sus servicios a Enrique Antequera para brindar "seguridad privada" en la zona, lo que según el juez Gabriel Vitale terminó derivando en un ejército parapolicial que imponía su ley en todo ese territorio.
Tan bien les fue juntos que Antequera decidió premiarlos: financió económicamente el viaje all inclusive al Mundial de Sudáfrica de varios barras en un periplo que terminó con un muerto: Luis Forlenza, miembro de la facción Lomas de Zamora.
Pero no son los únicos barras de Boca involucrados en esta asociación ilícita. También quedaron como integrantes Luis Nelson Ávalos y su hijo, apodado "el Fantasma", primera línea de La Doce, y hoy están muy comprometidos Roberto Chicho Barraza, que maneja uno de los paravalanchas de La Bombonera, y se investiga a Santiago "Cara Manchada" García, "el Chino" Maximiliano Areco y Daniel "Guachín" Isasí por su presunta participación, sin que hasta ahora hayan podido probarles delito alguno.
El que quedó fuera de la causa es José Zárate, alias "Luchini": también barra de Boca, fue asesinado junto a su hermano Pablo en la lucha por el poder de las calles que circundan el Puente La Noria.
Si bien en la causa que lleva el nombre de Antequera los que sobresalen son los barras de Boca, los de River no se quedan atrás: están involucrados en la banda que respondía al otro capo de La Salada, Jorge Castillo, y su sobrino Adrián.
Allí se apunta al grupo de Los Borrachos del Tablón que según el fiscal Sebastián Scalera estaría integrado por Rodolfo Javito Solís, Darío Malquías alias "Tonga", el árabe Gustavo Batistoni y "el Mono" Pablo Gómez. ¿Quiénes son? Hombres de la temida facción de Ingeniero Budge con peso específico en el Monumental.
Por último, también hay un grupo de barras de Los Andes y Temperley manejando los ilícitos. Rivales en la tribuna, los unen los negocios non sanctos bajo el ala de Leonardo "Cuco" Gaitán, que suele moverse por La Salada como si fuera su propia casa a bordo de una Toyota Hilux, un Volkswagen Bora y un Peugeot 307 ganados, claro, a partir de ese mundo oscuro que mueve fortunas y es la verdadera cara oculta de ese fenómeno de masas llamado La Salada.