Uno de los personajes más particulares del mundo del tenis argentino es Gastón Gaudio, campeón del Roland Garros 2004, dueño de un estilo único y propietario de una psicología singular que lo hizo protagonizar las acciones más alocadas de los últimos tiempos en un court.
Todo ese combo lo transforma en un actor atractivo a la hora de hablar de sucesos psicológicos. El tópico –moderado por el licenciado Gabriel Rolón– en la mesa del programa radial Perros de la Calle estaba enfocado en las exigencias y el rol de los padres en cuanto a estas. Allí irrumpió el tenista para contar su experiencia.
"Los padres influyen muchísimo. Y sin hablarte encima influyen, es increíble. Solamente con las actitudes y una cara ya sabés lo que quiere tu papá", analizó en un inicio el Gato, que se desempeña como columnista en el ciclo.
"Mi papá nunca me vio jugar un partido. Nunca en su vida. Nunca fue. Porque se ponía nervioso, tenía que trabajar, no tenía ganas. No sé. Le daba nervios", confesó. Y advirtió: "Ni la final de Roland Garros vio, eh, no la vio ni por tele".
Ante la consulta de sus compañeros, el deportista de 38 años reconoció: "Antes de morir me hubiese gustado que por lo menos me vea jugar un partido de verdad. No se lo pedí, tampoco lo iba a poner en una situación que no quería".
"Mi mamá sí me vio. Era hincha. Se siente una presión fuerte. Cuando sos tan chico, mucho peor. Es una locura. También es más la fantasía que se crea uno de querer satisfacer a tus papás", reconoció.
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