La relación entre los entrenadores y los presidentes de Boca tiene una larga historia de desencuentros. Diferencias respecto de la conformación de los planteles han sido, generalmente, el eje de esos conflictos que tuvieron su inicio con el tenso vínculo entre Mauricio Macri y Carlos Bianchi, y que continúan en la actualidad con Daniel Angelici y Guillermo Barros Schelotto como protagonistas.
Tras ganar el torneo local, el mellizo se afirmó en su cargo y encaró la nueva temporada con una confianza renovada. Eso le permitió elegir a aquellos jugadores con los que quiere contar para sus próximos desafíos. Sin embargo, hubo dos casos que presentaron un contrapunto con Angelici: los de Ricardo Centurión y Ramón "Wanchope" Ábila.
Para Guillermo, "Ricky" era una pieza vital del armado de su equipo y presionó para que el club negociara su continuidad con el San Pablo de Brasil, equipo dueño del pase del jugador. Sin embargo, la dirigencia no estaba tan de acuerdo: la mala conducta del futbolista fuera de las canchas hacía dudar de la necesidad de insistir por él.
En primer término, el entrenador ganó ese 'tire y afloje' por Centurión. Boca hizo una millonaria oferta por su pase y el jugador decidió abandonar su compromiso con el Genoa de Italia para regresar a la Argentina. Sin embargo, la realidad le dio una cachetada al mellizo. Horas antes de firmar su nuevo vínculo con "El Xeneize", Ricky protagonizó un nuevo episodio de violencia en un boliche y el club le soltó la mano. Fue así como se impuso la postura de Angelici.
El caso de "Wanchope" acentúa las diferencias entre el DT y el presidente. Angelici quiere traerlo a toda costa, mientras que el entrenador insiste en que no lo necesita ya que cuenta en su plantel con dos jugadores de jerarquía en su puesto (Darío Benedetto y Walter Bou). "La posición hoy la tenemos cubierta y la necesidad de 'Wanchope' no es inmediata", lanzó este viernes Guillermo.
Al ser consultado sobre quién decide los refuerzos en Boca, el DT intentó calmar las aguas y se mostró conciliador: "Esto es una cosa seria: se estudia, se habla, se charla. Hay situaciones económicas de los jugadores que uno tiene que consultar con la dirigencia para ver las posibilidades de Boca y después están los gustos míos, el rendimiento del jugador, el pasado inmediato, etcétera".
Estas diferencias remiten directamente al enfrentamiento, mucho más mediático y explícito, que tuvieron Mauricio Macri y Carlos Bianchi. Por aquellos tiempos, Boca brillaba y llenaba sus vitrinas de trofeos, pero puertas adentro la tensión entre presidente y entrenador era insostenible. No había acuerdo respecto de los futbolistas que debían integrar el plantel y tampoco respecto de las ventas de algunas figuras. Además, como quedó a las claras en su enfrentamiento público, había poca afinidad personal.
La cuerda entre "El Virrey" y el hoy presidente de la Nación se tensó y terminó por cortarse el 23 de septiembre de 2001. Ese día, Macri irrumpió en la conferencia de prensa de Bianchi y le pidió explicaciones públicas respecto de por qué no renovaría su contrato con el club. La presión del dirigente enojó de sobremanera al DT, quien saludó a la prensa, se levantó y se retiró de la sala.
Claro está que la relación entre Barros Schelotto y Angelici lejos está de llegar a ese punto sin retorno. Sin embargo, los vaivenes respecto del armado del equipo dejaron expuestas las diferencias entre ambos. El presidente ganó en la batalla por Centurión, mientras que Guillermo parece haber impuesto su postura respecto de "Wanchope".
El DT aún tiene pendiente la firma de su nuevo contrato con Boca. Será una reunión en la que, tal vez, podrá dirimir sus diferencias con el mandatario y aceitar la relación de cara a un futuro cargado de compromisos para el conjunto "Xeneize".
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