Diego Aguirre lleva un año viviendo en la Argentina. Llegó al país en junio de 2016, cuando fue anunciado como nuevo entrenador de San Lorenzo tras la sorpresiva salida de Pablo Guede. El montevideano venía de una experiencia en Brasil, al mando de Atlético Mineiro, pero antes había en otros tres países de Sudamérica: su Uruguay natal, Ecuador y Perú. Su foja de servicios como entrenador cuenta también un paso de tres años por Qatar, todo a lo largo de una historia de 14 años como DT a la que, sin embargo, le falta el paso por la Argentina que sugiere como una lucha constante entre todo lo que está bien y todo lo que está mal.
"Por un lado hay cosas de la Argentina que no me banco más y después hay otras que me generan adicción y son hermosas. Es muy difícil de explicar", reconoció el montevideano en una entrevista concedida al diario La Nación.
En esta experiencia más cercana a lo caótico que a lo profesional, el uruguayo contó más sobre su debate interno. "Más de una vez me dije 'me voy a la m…'. Hay momentos en los que te envuelve una locura infernal. Por otro lado la Argentina te despierta una pasión impresionante y entonces trato de entender todo por ese lado".
Considera Aguirre que la Argentina es un país complejo. "El enojo cotidiano de la gente no es con uno, con Aguirre. A veces es con todos, otras con ninguno. No tiene nombres propios".
El entrenador uruguayo valora la cercanía con su familia, instalada en su tierra, que le permite su labor en la Argentina. Acaso un motivo importante para aceptar la continuidad en el Ciclón, pero hay otro que se impone por sobre todas las cosas: "La Copa es la motivación más grande que tengo. San Lorenzo llegó a octavos de final después de un par de años sin conseguirlo y la forma fue emotiva. Todo eso fue determinante", y agregó: "La razón principal por la que sigo en San Lorenzo es porque estamos en la Libertadores. Eso es lo que siento. Yo renové por eso, si no seguramente me hubiera ido".
Aguirre reconoce que la adaptación a la Argentina le costó un tiempo y mucho empeño. "A nivel profesional, la oportunidad de dirigir a San Lorenzo es un paso bárbaro, es un crecimiento. Me aportó madurez. Ya pasó un año. Fue bravo porque vengo de otro lado: no conocía las formas, la competencia, el trato con la prensa. Muchas cosas. Fue un momento complejo con momentos buenos en los que incluso sufrí bastante".
El entrenador habló además de lo que viene, de la necesidad de San Lorenzo de clasificarse a la Libertadores 2018 por los únicos caminos que le quedan (la Copa actual y la Copa Argentina), de la no renovación de Néstor Ortigoza ("se trata de un tema de él con la dirigencia") y de la política de refuerzos que hasta el momento tuvo el Ciclón ("tal vez los rendimientos no fueron los esperados"). Cuestiones futbolísticas que le importan y mucho al hincha. Queda, sin embargo, la sensación de una Argentina difícil, compleja, a la que hay que hacer un esfuerzo para querer…
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