Ya son más de dos años sin su magia en el campo de juego, pero su figura continúa siendo una de las más destacadas en la escena del fútbol argentino. Juan Román Riquelme pasa sus días en su casa de Don Torcuato con el estruendo mediático que genera cada vez que decide dar una declaración.
Luego de afrontar una serie de cortocircuitos públicos con Carlos Tevez, el Diez mostró una imagen más relajada hablando de sus inicios y cómo pasa sus días en la actualidad.
"En el potrero se aprende todo. Ir al potrero es como ir a la escuela. Hoy los chicos llegan a primera más inocentes que lo que llegábamos nosotros, porque hay cosas que las inferiores no te enseñan. Lo que yo aprendí en los campeonatos por plata en el barrio no se enseña", relató en una entrevista con Página 12
Enfocado en las enseñanzas claves para ser futbolista, Román se mostró obsesionado con el control del balón: "Un jugador de la primera división tiene que saber parar la pelota y pasarla bien. Mínimamente. Eso es lo que hay que saber para jugar al fútbol. Cuando miro un partido de primera y veo que erran un pase fácil, me pongo loco. Tal vez sera difícil hacer eso y yo lo vea como algo fácil".
Mientras dilata su compromiso despedida y piensa qué hará en su futuro, Román dejó una interesante reflexión desde la lejanía del fútbol: "Al fútbol lo han convertido en una empresa. Se habla del nutricionista, del profe, de este, del otro, del representante, del dirigente. Antes no se hablaba de nada. O jugabas bien o jugabas mal".
"Entiendo que esto es un trabajo o que es un negocio, pero si jugás bien vas a ganar. No me van a vender otro cuento, porque el fútbol no es una empresa, es un juego hermoso en el que hay que jugar mejor que el contrario. Si lo entendemos así, vamos a andar bien", señaló.
El histórico ídolo de Boca reconoció que "el futbolista vive una realidad que no es la que vivimos todos", pero aclaró: "Mi suerte era que siempre volvía a Don Torcuato y acá estaba la gente que no dejaba que me confunda".
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