Según la propia FIFA, el VAR (Video Assistant Referee) es una nueva herramienta tecnológica aprobada en la Asamblea General de marzo de 2016 por el IFAB (Internacional Football Association Board). Podrá advertirse, pues, que se trata de una experiencia en vivo con la asistencia del video para detectar errores claros en los que pudiese incurrir el árbitro en situaciones decisivas de un partido.
Lo apreciado en el torneo que habrá de concluir hoy en la Arena Zenit de San Petersburgo no aporta demasiadas ilusiones de haber encontrado siquiera el principio de alguna solución. En el encuentro entre Chile y Camerún, el juez esloveno Damir Skomina invalidó un gol de Vargas tras comprobarse que media nariz fijaba una posición adelantada y luego, en el mismo encuentro, el árbitro tras la consulta con el VAR otorgó al propio Vargas un gol que inicialmente había anulado.
Por su parte el juez colombiano Wilmar Roldan, a dos metros de la jugada y de frente a la misma, expulsó a Ernest Mabouka de Camerún y el VAR unos minutos después le demostró que quien había agredido a un rival alemán había sido en realidad otro jugador, Sebastián Sian. Néstor Pitana no escapó a la corrección del VAR con un gol de Cedric Soares que debió otorgar y al final Portugal y México terminaron empatados 2-2.
Todas las interrupciones demoraron mucho tiempo, fueron desprolijas y no quedó claro el cumplimiento de sus principios fundamentales. Estos dicen que la decisión siempre será del referí, que él deberá estar visiblemente presente en la revisión, que no hay que hacerlo con urgencia tomándose todo el tiempo que hiciere falta y que lo sancionado solo se modificará si se tratara de un fallo claramente erróneo. Pero no dice quién pide la revisión de la jugada, ¿un arbitro que chequea a través de la pantalla?, ¿un equipo de jueces?, (¿más jueces, además de los seis que ya actúan en el campo?). No queda claro si el árbitro pide revisar su propia duda o su propio error o si una señal se lo indica desde afuera.
No resulta arriesgado afirmar a esta altura que el advenimiento de la tecnología se fue convirtiendo en "clamor popular" de quienes resultaban perjudicados en diferentes eventos y distintos momentos a lo largo de la historia del fútbol. Puesto que no había pruebas para demostrar sospechas o procederes dolosos, apelar a la tecnología no dejaba de ser un recurso sutil para sentar quejas y poner en duda al hombre como único sujeto de tantos intereses y pasiones.
Los principales objetivos del VAR son "parar el juego y no volver a él hasta que el video no aclare la situación, ayudar a la mejor decisión del referí con una interferencia mínima y un máximo beneficio y está destinado a hechos puntuales: errores manifiestos o groseros, incidentes no advertidos por el referí, las tarjetas rojas directas, el error en la identificación de un jugador sancionado disciplinariamente, el penal y el gol".
La experiencia advertida en el Juvenil Sub 20 en Corea y en ésta Copa de las Confederaciones en Rusia, no nos deja una sólida necesidad sobre su implementación. Por el contrario, la demora en la toma de las decisiones que se requirieron han interrumpido exageradamente el juego. Y nos pone de cara, además, a repensar si estas sofisticadas búsquedas resultarán para mejor en el objetivo del fair play. Finalmente, también serán humanos quienes revisen jugadas o conduzcan cámaras a la hora de defender los enormes intereses que se exponen en una Champions League, una Copa América, una Eurocopa y sobre todas ellas, en un Mundial.
Tiene razón el ex arbitro Javier Castrilli, un emblema de la dignidad cuando afirma que "algo pasó entre nosotros, nuestro afecto por el fútbol y la realidad, esto no es una ocurrencia de la FIFA". Y va más allá : "El progreso es conocimiento, es un camino sin retorno sobre todo cuando aparece la tensión y espía al fútbol a través de las cámaras de televisión. Aquella 'intimidad' de los 90′ desaparece y hoy un árbitro asistente es juzgado por la posición adelantada de 50 centímetros. Todos debieron esforzarse más para mejorar el juego y la aplicación de las reglas, tanto los árbitros como los asistentes, el VAR es una consecuencia de todo ello, si ayuda a reducir errores que modifiquen un resultado deportivo injusto, ¿por que no?".
Esa lista, la de los resultados que bien pudieron ser distintos de no mediar errores arbitrales, es mínima en proporción a la cantidad de partidos jugados en el mismo periodo. Pero obviamente son las fallas las que quedan registradas hasta su mistificación. Y las hay de todas las dimensiones.
—El gol fantasma de Geoff Hurst que le dio la victoria a Inglaterra contra Alemania en el 66'. Según un estudio de la Univesidad de Oxford el balón no sobrepasó porseis centímetros la línea de gol. El juez ruso Tafick Backhramov que asistió a referí suizo Gottfried Dients como lineman lo reconoció 30 años después, "no quiero morir con éste cargo de conciencia, no fue gol…".
—El gol de Diego a los ingleses en México en el 86', convalidado por el juez tunecino, Ali Bennaceur convertido ya en leyenda universal.
.- Y probablemente la piedra basal del requerimiento tecnológico: el gol de William Galles asistido por la mano izquierda de Thierry Henry. Ese tanto significó el 2-1 a favor de Francia que de tal manera eliminó a Irlanda para ir al Mundial de Sudáfrica. Fue tan grosero el error del árbitro sueco Martin Hanson que John Delaney presidente de la Federación Irlandesa amenazó con ir al TAS (Tribunal Arbitral Deportivo). La FIFA lo resarció con cinco millones de dólares – cifra estimada que habría ganado Irlanda en caso de haber participado del Mundial y llegar a cuartos de final, pues no quedaba tiempo ni para esperar un fallo y era antirreglamentario volver a disputar el encuentro. El Mundial de Sudáfrica 2010 esperaba ese resultado para efectuar el sorteo. De aquella circunstancia se recuerda una frase de Joseph Blatter: "Jamás un resultado volverá hacia atrás por la televisión…".
—El gol de Frank Lampard a favor de Inglaterra contra Alemania en Sudáfrica 2010 fue la gota final. El balón había sobrepasado la línea de gol excediendo su total circunferencia. Sin embargo, el referí uruguayo Jorge Larrionda (quien hoy es segunda autoridad arbitral de la Conmebol) no lo convalidó frente a la indignación del universo futbolístico. Hubiese significado el empate de Inglaterra remontando un 0-2. Luego terminó perdiendo 4-2. Pero las autoridades de la Federación Inglesa hicieron sentir tan fuertemente su protesta que sumada a las anteriores facilitaron la decisión de FIFA para la implementación de una inserción progresiva de la tecnología . Y para Brasil 2014 se aplicó el DAG (Detector Automático de Goles), o sea, sensores que señalaban si la pelota había ingresado.
Los italianos ya habían impuesto en la UEFA a los jueces de fondo de campo –uno detrás de cada arco- para establecer primordialmente si el balón transponía la línea de gol. Se sumaban a los dos asistentes y al juez principal con el apoyo del cuarto arbitro. En total seis personas.
Adviértase que en cientos de miles de partidos de fútbol de primer nivel internacional, los reclamos fundamentados son proporcionalmente insignificantes. Por cierto que la propia naturaleza de su estado público y pasional convierten estos errores en imperfecciones míticas. Seguramente un VAR hubiese impedido algunos de los casos aquí puntualizados. Pero entonces estaríamos frente a un juego que no es el fútbol, pues éste no es otra cosa que la suma de sus magias individuales y de sus errores colectivos.
El fútbol está cumpliendo 150 años. Se registra un primer partido organizado en Cheltenham, Inglaterra en 1867. Cuatro años después (1871) las infracciones eran cobradas por los propios jugadores de común acuerdo, como en el barrio o el 'fulbito' de amigos. Si esto no ocurría –rara vez en 90 minutos- se recurría a unos umpires , espontáneos espectadores que aceptaban dar un veredicto en caso de desacuerdo entre los jugadores y para ello se ubicaban uno detrás de cada arco. Así jugaron en Inglaterra y sus primeras colonias durante 17 años. Recién en 1889 se permitió que un particular siga de cerca el juego con el propósito de agilizarlo, de interrumpir lo menos posible en cada acuerdo entre los jugadores sobre si por ejemplo fue mano o fue foul . Ese señor sería el árbitro cuyos fallos resultaban tan "sagrados"como indiscutibles y el juego mejoró de tal manera que, en menos de dos años, a comienzos de 1891, se agregaron los linesman. Y por ultimo, hacia 1920, las áreas, donde cometer infracciones implicaría un tiro libre directo desde 11 metros.
150 años después, seguimos intentando lo mismo: arbitrajes perfectos, comportamientos perfectos, hombres perfectos…Pero agregándole a ese factor humano cada vez mejor entrenado y preparado el aporte de la tecnología. Para Miguel Angel Scime, ex Director Nacional de Arbitraje de la AFA y redactor del protocolo para el conocimiento del Comité Ejecutivo de la institución, "se trata de una herramienta más que está en periodo experimental y que le puede ser muy útil al arbitro". Y agrega: "Lógicamente, esta prueba piloto llevada a cabo en Rusia servirá para optimizar su aplicación. Y seguramente que va a ser así!.
Como vemos, el fútbol al igual que otras artes, ha atravesado tres siglos en constante evolución. Se sustenta en 17 reglas y ha permitido la inclusión de 97 modificaciones dentro de las mismas sin alterar su esencia. Antes bien, se trata del único juego sin idiomas, razas o religiones; es de todos. Más de cuatro mil quinientos millones de habitantes están pendientes de un Mundial frente a televisores sin horas ni días, bajo la universalización de un único idioma, la emoción del gol.
Hemos advertido con preocupación que esta FIFA frívola y errática está buscando unos cambios sin una razón sustentable. La tecnología mínimamente auxiliar sería el más admisible de ellos. Pero intentar que se jueguen dos tiempos de 30 minutos netos es el principio de la desnaturalización. Este es un juego mágico, el único que se juega con los pies. La mente les envía una orden y cada jugador resuelve esa orden bajo la impensada impronta de una actitud única, irrepetible. Ellos, los jugadores, realizan los que los demás cuatro mil quinientos millones de personas distribuidas en todo el mundo nunca podríamos hacer. Por eso todos son buenos, muchos son muy buenos, algunos son excelentes y unos pocos alcanzan la idolatría propia de los genios. No tienen nacionalidad, ni camiseta. Son de todos y para todos.
Hoy se discute el significante tecnológico. Mañana será el tiempo neto de juego. Por qué no minutos técnicos como en el básquetbol, que de paso permitan cortes publicitarios. Luego, alguien sugerirá que los goles de rebote por presión de los delanteros no serán convalidados toda vez que la intención del autor fue evitar un saque de habilitación para un adversario y "solo serán válidos los goles que se logren bajo la intención de un ataque". Y más tarde "anularemos aquellos goles en contra cuando no hubiere habido intención de jugar el balón hacia su propia valla". Y se insistirá con llevar a mas de 40 federaciones la participación en futuros mundiales con tal de ampliar el universo de venta de derechos de televisión y otras aplicaciones.
El fútbol no requiere ni de tecnología, ni de modificaciones. El fútbol demanda decencia y juego limpio. En los campos y en los escritorios. ¿Hubiera el VAR obligado al arbitro italiano Nicola Rizzoli a cobrar el foul de Manuel Neuer al Pipita Higuain que significaba tiro libre penal y expulsión del arquero en la final entre Argentina y Alemania en Brasil 2014?. La respuesta es no, pues se trató de una jugada de interpretación del juez.
Armand Jean du Plessis fue el Cardenal Duque de Richelieu, secretario de Estado en 1616, brillante estadista de una etapa económica, política y artística floreciente de Francia. Cada vez que en la Corte se rumoreaba algún disconformismo sectorial, el cardenal Richelieu solía aconsejar: "Pensemos en cosas distintas para que todo siga igual…".
Habría que decirle a la FIFA: no toquen al futbol. Dejen que viva con la imperfecta perfección de Don Alfredo (Di Stéfano), de Pelé, de Cruyff, de Ronaldo, de Beckenbauer, de Platini, de Messi y del mas grande, Diego…Piensen cosas distintas para que todo siga igual.
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