Todos hablan de él: Darío Benedetto, el delantero de Boca que "aprendió a vivir" sin su mamá

El delantero de Boca va rumbo a convertirse en máximo goledor del campeonato que pretende ganar con el Xeneize. A los 12 años, sin embargo, sufrió un golpe por el cual abandonó el fútbol. El apoyo de su familia lo hizo volver y hoy es la estrella del líder del torneo

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(NA)
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Ocurrió en 2002, cuando estaba sentada en una tribuna de un club de Berazategui para ver jugar a su hijo Darío Benedetto en la final de los Juegos Nacionales Evita. Alicia Oviedo se descompuso y fue trasladada de urgencia a un hospital, adonde llegó sin vida producto de un paro cardiorrespiratorio. Tenía 40 años. Su hijo apenas 12. Fue un momento de profunda tristeza pero también de incertidumbre en la vida del jugador de los goles clave en la búsqueda de Boca del título del Campeonato de Primera.

"Es una situación de vida que no sé cómo explicar. Me aferré mucho a mis hermanos. Tengo una hermana más grande que estaba casada y vivía con su familia, así que los que más vivimos ese momento fuimos mi hermano mayor, que entonces tenía 14 años, yo y mi hermanito, que tenía 8. Mi viejo quedó solo y fuimos acomodándonos. Mi abuela paterna, Dora, se convirtió en nuestra segunda mamá", recordó el delantero Xeneize en una entrevista con el diario La Nación.

Pipa, que se mantiene en la cima de la tabla de goleadores del torneo local, con 15 tantos, añadió sobre quien se dedicó a cuidar de ellos: "Nos lavaba la ropa, nos cocinaba. Y realmente eso nos ayudó muchísimo. Cada vez que hablamos de esto en casa decimos que ella fue la que se puso la camiseta con nosotros de verdad, porque fue nuestra segunda mamá, y hasta el día de hoy sigue siéndolo con mi hermano más chico y con mi hermana. Aferrándose a la familia, uno sale adelante. Fue muy difícil, y una situación que uno nunca espera, pero la vida tiene esas cosas y hay que saber sobrellevarlas de la manera en que se pueda".

Darío Benedetto celebra con un beso al cielo, en su paso por el América de México
Darío Benedetto celebra con un beso al cielo, en su paso por el América de México

Darío lleva tatuada a su madre en una de sus piernas y señala al cielo en su homenaje toda vez que marca un gol. Cuando la tragedia pasó por su vida, el futbolista se encontraba en las inferiores de Independiente, adonde dejó de asistir. "No quería jugar más al fútbol", dijo sobre aquel momento.

Pero el tiempo, que no todo lo cura pero que hace de algunas vivencias un hábito, acaso un automatismo, lo ayudó a salir de ese laberinto. "Acepté la realidad con los años y volví a los 16 cuando me consiguieron una prueba en Arsenal".

Darío Benedetto, en Arsenal de Sarandí
Darío Benedetto, en Arsenal de Sarandí

La familia es su principal apoyo. Tras la pérdida de su mamá se aferró a su abuela Dora, a su papá, Hugo, y a sus hermanos, Adriana, Yésica y Lucas, y luego a su esposa, Noelia Belén Pons, y a su hijo, Felipe. "Desde ahí, mi mamá se transformó en mi pilar. No aflojé porque tanto a ella como a mi papá les gustaba que jugara al fútbol. A mi hermano Lucas y a mí, que jugábamos para el club Juan María Gutiérrez, nos seguían a todos lados con el termo y el mate. Eso me quedó marcado", mencionó el delantero sobre la continuidad de las cosas en una entrevista con El Gráfico.

Supo Darío que dependía de él cumplir sus sueños. Había perdido a su principal soporte, pero continuó en busca de lo que siempre quiso y de lo que Alicia, su mamá, también hubiese querido. Hincha de Boca desde la cuna, Benedetto hizo su carrera al ritmo del gol y luego de su debut en Arsenal de Sarandí, Tijuana y América de México, llegó al club que le hace latir el corazón. ¿El resultado? Goles que son amores y que lo tiene a un paso de la consagración que él quiere más que nadie.

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