Gustavo Fernández quedó a un paso de la gloria en Roland Garros. El cordobés, que al año y medio de vida le diagnosticaron infarto medular, una extraña afección que padece una de cada 20 millones de personas en el mundo y que lo paralizó de la cintura para abajo, dejó pasar su oportunidad y no pudo retener el título en la modalidad de tenis adaptado.
El joven de 23 años, gracias a la pasión por el deporte que le inculcó su padre (el Lobo Fernández, un ex basquetbolista), se encuentra realizando una excelente carrera dentro del tenis pese a esta caída. El actual número cinco del mundo no pudo con el británico Alfie Hewett y cayó por 6-0, 6-7 y 2-6.
Su adversario, de 19 años, se encuentra en el séptimo escalafón del ranking mundial y en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016 consiguió la medalla plateada.
"Tuve muchas chances, pero él se lo merece. Jugó muy bien", expresó una vez finalizado el juego. Y agregó: "En un momento Hewett estaba prendido fuego, y se notó. Habrá que seguir trabajando. Igualmente estoy conforme, pese a la decepción que tengo. Estoy orgulloso de mi trabajo y el de todo mi equipo".
De esta manera, Fernández, que arribó a esta definición tras dejar en el camino al francés Nicolas Peifer por 6-2 y 6-2, no pudo agigantar sus vitrinas y alimentar su sueño de ser el mejor del planeta. Vale destacar que entre sus palmarés se destaca haber sido campeón del Abierto de Australia este año y en dobles de Wimbledon en 2015.
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