Paulo Dybala, desde su irrupción en Instituto a mediados de 2011, tiene un crecimiento constante en su carrera. Sin pisar la Primera División de Argentina, fue adquirido por el Palermo de Italia, donde brilló y rápidamente se convirtió en uno de los baluartes de su equipo.
Su nivel se incrementó en el Calcio, lo que le valió ser traspasado a Juventus, donde ganó dos Serie A, dos Copa Italia y una Supercopa Italia. Además, este sábado enfrentará en Cardiff a Real Madrid, por la final de la Champions League.
En la previa a este compromiso, en una entrevista concedida a El País, la Joya reconoció cómo modificó sus hábitos al arribar a Europa y qué ejercicios lo ayudaron a mejorar su forma de jugar. "Soy zurdo. Hasta me lavo los dientes con la izquierda. Entonces agarraba un bolígrafo e intentaba escribir, pero con el pie derecho. Me lo ponía entre el dedo gordo y el siguiente. Practicaba como un loco para tener más sensibilidad y capacidad", esbozó el apuntado a ser el socio de Lionel Messi en la Selección durante el ciclo de Jorge Sampaoli.
Pero incrementar su habilidad con la derecha no es lo único que practica. También busca mejorar su campo visual. "Entreno los ojos. Para ver más allá y en distintas direcciones, para anticiparme a los adversarios e intuir las trayectorias", sostuvo el goleador.
"Empecé a ir mucho al gimnasio. En Italia aprendí a defender el balón. Para mí es importante. Si Cristiano Ronaldo ha superado los 360 goles es porque, siendo diestro, también golpea con fuerza con la izquierda. Solo con un pie soy más fácil de marcar. En Italia la defensa va en serio. Tienen una buena escuela", recalcó el compañero de Gonzalo Higuaín.
Dybala, además, detalló la manera con la que vive el fútbol: "No me gustan los matones, los jugadores malintencionados, los que viven de los excesos, los que piensan que está justificado hacer lo que no está bien porque así alguien hablará de ellos, los que quieren ser diferentes a toda costa. Mi imagen es importante para mí. ¿Qué hay de malo en intentar ser decente? No me tiro en el área, no busco el penal. Se puede hacer algo por los demás sin ser un desgraciado ni estar furioso; sin escupir a la vida. No creo en los hermosos malditos. No es difícil evitar construir otros infiernos. Entre la santidad y la indiferencia hay muchas vías intermedias. A mí me gustan los que tienen estilo, como Federer y Bolt; las personas que te conmueven, y también Agassi por la manera en que se anticipaba con sus golpes, por determinados ángulos".
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