Casi no había pateado al arco Boca en 79 minutos de juego. Cuando un equipo no ataca el que más lo sufre es su goleador, sobre todo si es voraz como Darío Bedetto, quien hasta entonces se había entregado a la lucha con los defensores de Huracán más que a la tarea que le es propia, la de convertir.
Acaso por eso se entiende el grito desaforado en su festejo tras el gol que marcó a los 80 luego de un despeja en falso de un rival que lo dejó de frente al arco (y no de espaldas como casi en todo lo anterior del juego) y, previa maniobra para hacerse el espacio, remató con violencia, acaso furia. "¡Una, dame una que la meto, pero dame una!", gritaba ante quien quisiera escuchar el ex Arsenal, goleador del campeonato.
Darío Benedetto y su grito desaforado ante Huracán
Luego, en el final, Huracán empató con un polémico penal que le quitó a Boca la chance de depender de sí mismo en la lucha por la consagración. Para entonces el grito de Benedetto y la alegría de Boca ya eran historia.
LEA MÁS: