Douglas Haig de Pergamino y Villa Dálmine disputaron su partido correspondiente a la fecha número 34 del torneo del Nacional B, pero el dato saliente no fue el resultado del encuentro, sino el deplorable estado del campo de juego en el que se desarrollaron las acciones.
Las persistentes lluvias que cayeron en las últimas horas en Pergamino hicieron que, con el correr de los minutos, el campo de juego comenzara a desmejorar visiblemente. Las acciones hicieron que el césped se levantara y que empezaran a aparecer manchones de barro en todo el terreno.
La lamentable situación en la que estaba la cancha hizo que el juego no pudiera desarrollarse normalmente. La pelota no picaba y los futbolistas de ambos equipos estaban cubiertos de barro, desde la cabeza hasta los pies.
A pesar de que el encuentro se volvía cada vez más complicado y de que la situación no era apta para el normal desenvolvimiento de las acciones, el árbitro Pablo Echevarría decidió no pararlo. Así, el partido terminó 1-1 con los goles de Noriega – para el local- y Formica -para la visita-.
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